Los inversores huyen de España ante las dudas generadas sobre su solvencia. Dudas dudosas, pues poco se conoce de quién fue el que pronunció las palabras mágicas: España podría haber solicitado un respaldo a Bruselas similar al griego por 280.000 millones de euros. Una información que sumió en el más absoluto caos a las plazas bursátiles a ambos lados del Atlántico –el Ibex 35 cedió más de un 5% - y que pateó la confianza de los inversores. Un escenario más que tenso al que el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, tildó de “absoluta locura” y “despropósito descomunal” que España pueda necesitar ayuda de la UE, como Grecia, y exigió que se preste atención a los datos y no a las especulaciones. Sin embargo, estas palabras, así como la declaración de la Comisión Europea indicando que no se ha planteado proponer la creación de un mecanismo de asistencia financiera para España, no tuvieron efecto.


Europa se resquebrajada de cara al exterior


El rojo sigue siendo el color que reina en los mercados enfermos de desconfianza. “Y este es el verdadero problema”, como señala Sara Pérez-Frutos, directora de Dracon Partners. Y es que “los mercados ya no confían en la Unión Europea. Una unión que se ha mostrado mojigata y pobre a la hora de resolver estas situaciones porque recordamos que Grecia ha engañado, no ha hecho bien sus deberes y, además, no ha recibido sanción alguna”. Y ahora se pide a algunos de los países que han sido más diligentes que paguen los platos rotos.

¿Fue el rescate griego, acertado? Pérez Frutos asegura que no. “Ni la decisión correcta ni el momento adecuado”. Y es que después de la reunión del fin de semana – donde cada país ha tenido que poner sobre la mesa el dinero- “era una decisión que se tenía que haber tomado hace un mes cuando probablemente sólo serían 30.000 millones de euros los necesarios –y no los 110.000 millones acordados-. Unas ayudas que suponen el 50% del PIB Griego. Y es que por eso se puede ayudar a Grecia “porque todo su PIB sólo contribuye con un 1% a la Eurozona”.

Pero ¿y si fuera otra economía la que necesitara ser rescatada? En caso de tener que ayudar a España, desde Dracon Partners son claros: “no habría préstamos bilaterales para ayudar (…) estamos en una situación de rescate al por mayor como vimos hace años en países como Rusia”.

España y Grecia no son iguales

No son pocas las voces que aseguran que el riesgo de contagio de la crisis griega pueda extenderse a otros países europeos. Tanto el Fondo Monetario Internacional como desde el Banco Central Europeo alertan de este riesgo al advertir que un la suspensión de pagos de Grecia representaría una seria amenaza para la estabilidad de la zona euro y un peligro para otros miembros del bloque.

Sin embargo, España no se puede equiparar a la economía del país heleno. Así lo asegura Jorge Del Canto, analista independiente, quien explica que “aún nos quedan muchos peldaños para igualarnos con Grecia”. Tan sólo hay que fijarse en el nivel de calificación de cada país. “Mientras Standard and Poor's rebajó el rating de la deuda de Grecia y situó la calificación de los bonos a largo plazo en BB+, o nivel no apto para la inversión; esto es: bono basura, el rating de España se sitúa en AA desde AA+”.

Además, Del canto señala que “es muy diferente que España necesitara una ayuda financiera a que no pudiera hacerle frente”. Y es que las iniciales G y S (en inglés, Spain) de los llamados PIGS, no juegan en el mismo terreno. En primer lugar, la deuda griega duplica la española (113% de l PIB frente a 55,2%, respectivamente). Además, el volumen de deuda en Grecia ha superado de promedio en los últimos diez años el 100% del PIB, explica este experto. Algo que tiene su reflejo en los mercados. El diferencial del bono español a diez años con el alemán (la referencia en Europa) ha llegado a máximos de 130 puntos, sin embargo, la griega supera los 296 puntos.