Los mercados tienen muchas ganas de ir conociendo un poco más a Christine Lagarde, su estilo de comunicación y el talante que puede ir tomando el BCE ‘post Draghi’. En principio en esta reunión no se espera que haya grandes cambios, los tipos de interés se mantendrán y no parece que el organismo monetario vaya a tomar decisiones de calado, más allá dela actualización del cuatro macroeconómico. El consenso cree que en el primer semestre de 2020 podría haber una reducción de los tipos a los depósitos.

"Esperamos que 2019 cierre con un crecimiento del 1,2% y que en 2020 se eleve una décima la previsión de crecimiento, hasta el 1,3%”, señala Juan Ramón Casanovas, director de gestión de carteras privadas de Bank Degroof Petercam España.

 

 

“Los datos son suficientemente malos como para justificar el último paquete de estímulos y desechar cualquier cuestión sobre si el banco central había sobrereaccionando en septiembre, mientras que no son lo suficientemente catastróficos como para desencadenar preguntas incómodas sobre cómo podría proporcionar el BCE estímulos adicionales. Lagarde puede atenerse con facilidad al guión dejado por Draghi. No esperamos ningún anuncio, ni ningún gran cambio esta semana, más allá del calendario para la revisión estratégica”, apuntan desde AXA Investment Managers. 

Los indicadores de confianza en la zona euro han mejorado levemente, ayudados por la percepción de una disminución de las tensiones comerciales entre EEUU y China, la publicación de los Índices de Gerentes de Compras (PMI, por sus siglas en inglés) de noviembre envía un mensaje más mixto. En concreto, el PMI del sector servicios, en 51,9 en comparación con 52,2 en octubre, indica un deterioro continuo desde los máximos de mediados de año (53,6 en junio) que contrasta con el escenario de estabilización económica que prevén los mercados.

Por su parte, la inflación subyacente en noviembre repuntó hasta el 1,3% desde el 1,1% en octubre, lejos aún del objetivo del BCE de mantener la inflación en un nivel inferior, aunque próximo, al 2% a medio plazo. 

Hacia el consenso perdido

La nueva presidenta del BCE deberá trabajar por recuperar el consenso resquebrajado tras el nuevo paquete de estímulos monetarios anunciado en septiembre, que fue muy criticado por los gobernadores de los bancos centrales de Alemania, Francia, Holanda y Austria, además de provocar la dimisión de la consejera alemana del BCE, Sabine Lautenschlaeger.

 

 

Desde su nombramiento, Lagarde ha sido considerada por el mercado como “paloma”, el término usado en la jerga para referirse a los partidarios de apostar por una política monetaria más flexible y que apoye el crecimiento. Sin embargo, Lagarde ha buscado alejarse de este término y apuntó en una conferencia de prensa en Alemania que  "espera ser un búho. Me gustan los búhos. Son animales muy sabios".

El mercado considera sólo halcones a Yves Mersch, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo, y a los presidentes de los bancos centrales de Holanda, Austria y Alemania. Buscar el apoyo de los centristas y de los halcones será clave en el nuevo mandato de Lagarde.

La inflación al 2% puede revisarse

Cuando se fundó el BCE en 1998, el principal temor de los inversores y de los políticos era una inflación elevada, una cuestión que ahora parece totalmente olvidada y que nadie prevé que vaya a ocurrir en los próximos años debido a la actual tendencia demográfica y a la digitalización.

En su última revisión de estrategias, en el 2003, el BCE aclaró que su mandato pasa por “mantener la inflación en un nivel inferior, aunque próximo, al 2% a medio plazo”. Desde entonces la inflación ha incumplido el objetivo, incluso pese a los estímulos inyectados a la economía.

Lagarde ha prometido iniciar una revisión sobre el marco de políticas del BCE, lo que muchos analistas han interpretado como un rediseño de la meta de inflación que persigue el BCE. Es posible que en la rueda de prensa de este jueves se hagan preguntas sobre los plazos y alcances de la revisión, aunque no se vayan a anticipar muchos detalles.

 

 

¿Cómo va a hacer para que los Estados eleven su gasto fiscal?

Otro de los grandes frentes que tiene pendiente el BCE, no sólo en el mandato que empieza sino que es algo que se arrastra desde la presidencia de Draghi, es que sólo con política monetaria Europa no puede combatir la desaceleración. Los economistas advierten que el BCE está sobrepasando todos los límites con sus políticas de estímulos, mientras los Estados siguen sin apoyar el crecimiento con políticas fiscales menos restrictivas, sobre todo aquellos países que tienen margen de actuación como Alemania.

Un reciente sondeo de Reuters mostró que de 43 economistas encuestados, el 60% dijo que Lagarde no tendría éxito en que los gobiernos de la zona euro eleven su gasto fiscal. Otros dicen que es más probable que haya progresos en el terreno privado y destacaron la decisión de Lagarde de aprender alemán como una señal de que desea tener un mayor acercamiento con la prudente Alemania.

La lucha contra el cambio climático

En la revisión de la estrategia económica del banco, Lagarde quiere incorporar el clima a la política a seguir por el organismo monetario. Muchas voces apuntan que podría un mandato marcado por un ‘QE verde’, es decir que el BCE podría favorecer con sus compras de bonos proyectos medioambientales o empresas con ‘emisiones cero’, lo que busca incentivar el crecimiento sostenible y que las compañías apuesten por las tecnologías limpias. 

Sin embargo, esta pretensión puede no lograr el consenso deseado: Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, ha alertado del riesgo de "sobrecargar" la política monetaria si se fija objetivos medioambientales y apunta que sólo los políticos tienen legitimidad para decidir cómo se lucha contra el cambio climático. Un mensaje que también comparte el consejero del BCE Benoit Couré que ha afirmado que el BCE “no debe liderar la lucha, aunque puede ayudar".