Las dudas generadas en los mercados sobre la salud del sistema financiero español, unido a la debilidad de la economía, están llevando a España a un agravamiento de la recesión. A la espera de que las reformas en marcha den sus frutos y de que los líderes europeos acuerden nuevas medidas que estimulen el crecimiento, los primeros síntomas de recuperación de la actividad económica se alejan hasta la segunda mitad de 2013. Estas son algunas conclusiones del último indicador Ernst & Young Eurozone Forecast (EEF), de verano, publicado hoy mismo.


El informe cita los crecientes problemas del sector financiero español como la principal preocupación de los inversores, que no han disipado sus dudas sobre nuestra economía tras la ayuda solicitada esta semana por el Gobierno para recapitalizar los bancos que lo necesiten. Es más, el informe asegura que
el ejecutivo se encuentra atrapado en un bucle que se retroalimenta de deuda soberana y bancaria, dentro de una economía en recesión. Como consecuencia, urge una acción rápida para estabilizar la situación y evitar, así, entrar en una espiral negativa que afecte al conjunto de la Eurozona.

La publicación del informe de Ernst & Young coincide con el inicio de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea en Bruselas para buscar nuevas medidas que impulsen las economías de los Veintisiete. Para José Miguel Andrés, Presidente de Ernst & Young en España, “esta cita es clave para ayudar a solucionar los problemas que afectan a varios países europeos. La recuperación dependerá, en gran medida, de que los políticos y líderes financieros tomen la iniciativa y no demoren una solución por más tiempo. En este sentido, flexibilidad y liderazgo son dos principios necesarios para alcanzar un acuerdo como lo son también crecimiento y austeridad”.


Según el indicador de Ernst & Young, el agravamiento de la recesión de nuestra economía se prolongará durante 2012 y 2013, con un descenso de la actividad económica del 1,8% y del 2,0%, respectivamente. A pesar de ello, España podría comenzar a remontar esta situación en la segunda mitad del próximo ejercicio. La tasa de paro también se mantendrá al alza durante los dos próximos años alcanzando el punto máximo del 27,4%, lo que afectará al consumo que se situará en valores negativos durante ese periodo. En cuanto al progreso en el ajuste del déficit español, el informe sostiene que será complicado que se llegue al objetivo fijado del 5,3% en 2012 debido a la situación de recesión de la economía. Su contracción causará un deterioro cíclico de las finanzas públicas al tiempo que los ingresos fiscales descenderán mientras que el gasto de los subsidios de empleo y otros costes aumentarán, justifica el informe.



Las perspectivas negativas para la economía española, unido a la contracción de la demanda, tendrán también su efecto negativo en la inversión empresarial, que está previsto descienda cerca del 10% durante 2012 y alrededor del 4% el año que viene, para crecer un 2% a partir de 2014.

Por su parte, las exportaciones se mantienen como el único punto de apoyo de nuestra economía para cimentar la recuperación y compensar la menor demanda interna. Si bien, este año sólo crecerán un 0,5% por la debilidad de nuestros socios comerciales en Europa. La previsión para 2013 es de un aumento de las mismas del 2,8% en 2013. Mientras, el comercio exterior se prevé que contribuya con el 2,6% al aumento del PIB este año y el 1,4% el próximo ejercicio.

La Eurozona, también en recesión

En el conjunto de la Eurozona, las perspectivas son también sombrías, ya que no se han despejado aun los riesgos que ésta tiene por delante. Las previsiones del EEF dan por hecho que Grecia mantendrá su programa de austeridad y que países como Italia o España serán capaces de evitar nuevas turbulencias financieras. Sin embargo, ello no será suficiente para que la Eurozona cierre este año en recesión, con un descenso del PIB del 0.6%. A partir de 2013, se espera una modesta recuperación que no se consolidará hasta 2014, con un crecimiento previsto del 1,7%, y del 2% en 2015.

“Los líderes políticos y financieros de la Eurozona tienen que tomar la iniciativa y actuar de forma más decidida y centrada de lo que lo han hecho en los dos últimos años. El tiempo para el debate ha terminado y la necesidad de actuar es cada vez más apremiante”, sostiene Marie Diron, Economista del Ernst & Young Eurozone Forecast”.

Grecia, en el Euro

A pesar de que una coalición de partidos a favor del euro ha obtenido la mayoría en las recientes elecciones griegas, los partidarios de que Grecia abandone la moneda común han conseguido una considerable representación política, lo que mantiene el riesgo de una eventual salida si el país es incapaz de aplicar las reformas y el ajuste fiscal necesario. Pese a que este riesgo ha aumentado, las previsiones del EEF apuntan a que la composición de la Eurozona se mantendrá sin cambios.

“La salida de este país de la zona euro socavaría la confianza de los mercados en los mecanismos fijados para salvar a otros países de la región y generaría también una fuga de capitales en España, Italia o Portugal. Esto podría conducir a nuevas salidas y a un colapso de la moneda única, lo que tendría devastadoras consecuencias económicas y sociales”, advierte la economista del EEF.

El alto desempleo, un lastre para la recuperación

Las altas tasas de desempleo en los países de la periferia han reducido la demanda interna, la inversión y la capacidad de muchos gobiernos de la Eurozona de cumplir con sus planes de ajuste. Esto contrasta con países como Alemania, Austria u Holanda, cuyas tasas se mantienen por debajo del 6%. El deterioro del mercado laboral, el bajo crecimiento de los salarios y la incertidumbre sobre el futuro de la moneda única están pesando en la confianza de los consumidores europeos, con la excepción de Alemania, cuyos últimos indicadores apuntan hacia todo lo contrario.

Ante esta situación, el EEF prevé que el gasto privado crecerá en 2012 sólo en Alemania y Francia y se estancará o caerá en el resto de Estados miembros.

Crecimiento vs austeridad

En este contexto sombrío y lleno de riesgos, el debate político ha comenzado a centrarse en la forma de conseguir un aumento más rápido de la actividad económica, lo que pone en entredicho la conveniencia de los actuales planes de austeridad. "Para algunos, el debate entre austeridad y crecimiento se reduce a la elección de uno u otro; una simplificación un tanto peligrosa”, en opinión de Marie Diron, quien apunta que “teniendo en cuenta la exposición de los bancos a la deuda soberana, la estabilidad fiscal y del sistema financiero están más conectados que nunca. Por lo tanto, la primera es una parte clave para un sistema bancario sano, y la provisión de fondos lo es para la inversión y el crecimiento", explica.

El informe recoge algunos supuestos de la política fiscal que podrían modificarse. Es el caso de la composición del gasto público que podría reformarse, a nivel nacional, pasando de gasto corriente a inversión en capital con el objetivo de estimular el crecimiento. Aquellos países de la Eurozona con una situación fiscal más sólida podrían relajar sus planes de consolidación para impulsar la demanda interna, lo que ayudaría a estimular la actividad económica en otros países, señala el informe.

El estudio también destaca la importancia de un mayor intercambio comercial con los mercados de rápido crecimiento. Alemania ya se está beneficiando de una mayor exportación a China y a otros países pero esto sigue siendo un reto para otros miembros como Italia o España. Para garantizar una mayor competitividad de la periferia, Alemania debería considerar incrementar los salarios y favorecer el aumento de la inflación.

Un año por delante difícil

“Tan importante es solucionar los problemas a corto plazo de la zona euro como no perder de vista los fundamentales a largo plazo”, sostiene Mark Otty, Socio Director de Europa, Oriente Medio, India y África de Ernst & Young. En ese sentido, advierte que “aunque la situación económica se estabilizase, los europeos deberían mirar el futuro económico más a largo plazo y desde una perspectiva distinta. La productividad en gran parte de Europa está muy por detrás de la de otros zonas del mundo y los modelos de trabajo, a menudo, resultan ya anticuados. Esto, combinado con un envejecimiento de la población, plantea serios interrogantes para los próximos años. La zona euro se encuentra en un momento crítico para su supervivencia”, concluye.