En este contexto cobra sentido la inversión sostenible, que tiene cierta capacidad de resistencia, tanto en renta variable como fija, países desarrollados y emergentes.

Así que resulta útil tener en cuenta los componentes extra-financieros de las compañías, esto es, factores ambientales, sociales y de gobernabilidad (ESG), de manera que en cartera estén las empresas con sostenibilidad superior en cada sector. Es la metodología de “los mejores de la clase”. Así, en el fondo Pictet European Sustainable Equities las compañías muestran menor diferencia salarial entre hombres y mujeres, menor emisión de gases de efecto invernadero y mayor capacidad para crear empleo, respecto al índice MSCI Europe. Además la rentabilidad acumulada por el índice Société Générale SG Corporate Index, basado en la medida CEO Value, es mayor de Abril de 2006 a Abril de 2011 que los índices EuroStoxx 50 y 600. La medida CEO Value valora una menor diferencia salarial respecto al máximo ejecutivo y la estabilidad del líder en cada compañía.


Hay que incluir componentes de sostenibilidad financiera

Pero para que esta estrategia de inversión sea verdaderamente sostenible hay que incluir componentes de sostenibilidad financiera. En contraste con el análisis financiero convencional a corto plazo se trata de identificar factores positivos para la supervivencia a largo plazo de la empresa, que además contribuyan a la estabilidad de los mercados financieros y a que la economía esté mejor capacitada para resistir choques. Es el caso del nivel apalancamiento y la estabilidad del crecimiento.

De hecho el excesivo apalancamiento, especialmente en la industria financiera, es sospechoso de haber desencadenado la crisis financiera. Hay que tener en cuenta que mayor apalancamiento hace más volátiles los beneficios y las cotizaciones -especialmente en entorno de recesión- e incrementan la posibilidad de bancarrota. Además el endeudamiento excesivo puede poner en peligro los mercados financieros y en última instancia la economía. Sin embargo un apalancamiento moderado implica sostenibilidad y genera rentabilidad adicional, como se ha demostrado en acciones Europeas de 1990 a 2011. Asimismo muestran mayor rentabilidad las compañías con crecimiento moderado pero sostenido. Por el contrario la volatilidad del crecimiento puede poner en peligro la cultura y motivación empresarial y su adquisición mediante fusiones y adquisiciones conducir a recortes de empleos o fricciones y a ocupar el tiempo y la capacidad de gestión.

Las estrategias de inversión sostenible aplican a deuda soberana

Además las estrategias de inversión sostenible también aplican a la renta fija, en concreto a la deuda soberana. Hay que tener en cuenta que la mayoría de países paga su deuda con emisión de nueva, lo que a veces termina abruptamente con quiebra. De hecho los inversores que siguen en deuda pública índices de ponderación por capitalización prestan más a los países más endeudados. El caso japonés es significativo. Su peso es pequeño en los factores de la producción -población, cantidad de tierra y capital, incluso PIB y beneficios empresariales-, pero el peso de su deuda es un tercio en el índice de bonos globales. Además este análisis tiene capacidad para detectar crisis y reducir el peso de la inversión en países de riesgo incluso varios años antes. En concreto la inversión en deuda de Grecia habría quedado limitada en 2004.

De manera que conviene invertir según capacidad y voluntad de pagar del país, es decir de su posibilidad de crear riqueza de forma sostenible, en base a fundamentales. Ello incluye países emergentes, que tienen la mayoría del peso de los factores de producción mundiales, elevado crecimiento de PIB y beneficios empresariales y sin embargo su representación apenas existe en los índices de bonos globales. Pueden suponer casi la mitad del PIB mundial para 2020.

Por otra parte, un elemento de alto riesgo para los inversores es el buen gobierno, que en Rusia, China e india se encuentra muy por debajo de Alemania o EEUU. Además los inversores están especialmente interesados en estos países en el bajo coste de la mano de obra, con presión sobre empleados y proveedores. A ello se añade la volatilidad en muchos de los mercados de capitales emergentes, lo que requiere de un estilo de inversión resistente a “shocks”.

Nos enfrentamos a la crisis de la alimentación y uso de recursos naturales

El agua es escasa -solo 0,25% se puede utilizar pues 0,75% está contaminada- y no puede remplazarse, pero el crecimiento de la población, hasta nueve billones de personas para el año 2050, impulsará la presión de su demanda. Mientras las infraestructuras estás obsoletas y representan un enorme reto para los gobiernos, que han de subcontratar los servicios.

Además 70% del agua dulce se emplea en agricultura, el sector más fragmentado del mundo, con capacidad para generar grandes economías de escala y contribuir a resolver problemas de malnutrición y mejorar el nivel de vida. Hay que tener en cuenta que la población mundial aumenta pero no la cantidad de tierra cultivable. Para 2050 habrá que producir las mismas calorías con un tercio de la tierra por per cápita disponible. Además el consumo humano de grano y hortalizas compite por la tierra y es independientemente de los ingresos, mientras el de proteínas crece con la riqueza. Pero la producción del grano requiere seis veces menos tierra que la de carne para igual calorías. Sin embargo 75% de las calorías se pierden de la granja a la mesa, en la cosecha, transporte y cadena de frío. En Vietnam 40% de la cosecha de arroz se pierde porque no hay transporte suficiente para llevarlo a almacenamientos. Por ello las inversiones para la eficiencia de la cadena de valor agrícola son parte del desafío mundial de los alimentos.

Por otra parte los bosques compiten con el negocio agrícola, básicamente por la tierra. En el caso de la fabricación de ropa con algodón que, en comparación con la viscosa de pulpa de madera, emplea 21,8 veces más agua y 2,4 más hectáreas con mucho mayor impacto medioambiental. Pero los bosques son áreas de naturaleza donde la madera crece de manera continua, regular e independientemente de las condiciones económicas. Además su capacidad de almacenamiento de carbono puede desempeñar un papel fundamental en el cambio climático. De hecho hay más CO2 almacenado en los bosques que en la atmósfera, así que son esenciales para la supervivencia de la humanidad. Pero las personas son cada vez más ricas y consumen más y más madera, aunque hay límites biológicos a su producción con pérdida neta de superficie forestal, de acceso cada vez más difícil.

Además la crisis del sector inmobiliario ha sido de las mayores de los tiempos modernos en EEUU. Pero muchas de sus casas se construyen con madera. Así que convienen los propietarios de bosques, que en tiempos de crisis pueden dejar que su madera siga creciendo. De hecho en EEUU las compañías propietarias de bosques se han mostrado más resistentes estos años respecto a los fabricantes de casas, a pesar de la volatilidad. Además, comparado con plástico, cemento y hierro, la madera requiere de diez a quince veces menos energía para ser útil.
Mientras solamente algunos expertos siguen actualmente tratando el cambio climático y en la última cumbre de Copenhague en 2011 tuvo poca importancia, debido a la urgencia de la crisis actual. Ahora se da más relevancia a la seguridad e independencia energética, cuando se daba a compañías de energía eólica, solar o hidráulica. Pero lo verdaderamente relevante es la transición de la energía sucia a la limpia y eso implica prestar atención a las más limpias. Es el caso del gas, que emite la mitad de gases de efecto invernadero que el carbón o petróleo.

Tres niveles de acción de gobierno corporativo

Este enfoque de inversión en temas medioambientales incorpora cuestiones de gobierno corporativo, que pueden afectar a la capacidad de las empresas para generar flujo de caja a largo plazo. El proceso tiene tres etapas e incluye diálogo con las compañías para tratar de cambiar las cosas.

En la primera fase, para proteger al inversor de riesgos de reputación o éticos, hay que aplicar criterios de exclusión. Entre otras consideraciones es posible evitar inversiones en empresas con riesgo de contribuir a violaciones de principios y derechos humanos fundamentales, corrupción o daños al medio ambiente. Para ello seguimos al Consejo Etico del Fondo de Pensiones de Noruega, una información pública que actualmente incluye 40 compañías. Estos listados son revisados por el Consejo de Inversión sostenible de Pictet. Es el caso Potash, con operaciones de extracto de potasio en territorio ocupado por Marruecos en el Sahara, que entró en lista negra. No la seguimos puesto otra de las compañías del sector también tenía operaciones allí y no formaba parte de la lista.

Además aplicamos el criterio de inclusión en los cuatro temas ambientales Agua, Energías limpias y eficiencia energética, Agricultura y Madera, de manera que las empresas seleccionadas deben tener exposición mínima de ventas a cada tema está entre 20 y 50 por ciento. La media llega al 80 por ciento.

Participación activa en las empresas

Finalmente el voto es ejercido en las mayores posiciones, basado en mejores prácticas. En concreto Ethos, Fundación Suiza adherida a los principios de inversión responsable de Naciones Unidas, colabora con las empresas seleccionadas proporcionando directrices y facilitando el ejercicio de derechos de voto. Tienen contacto activo con las empresas, a las que informa sobre el desarrollo o deterioro de su evaluación, la cual puede influir en el peso de la empresa en cartera.

Se trata de un proceso que consume mucho tiempo. Hasta la fecha hemos entrado en conversaciones con ocho compañías. Por ejemplo, la empresa Fibria en Brasil tuvo problemas con las autoridades en relación con la protección de los bosques y Ethos trató con ellos sobre códigos de conducta. Ethos ha concluido que la empresa se ha comprometido a responder con medidas innovadoras y ambiciosas, hasta el momento creíble e incluso de mejores prácticas.

Por su parte Syngenta, fabricante de fertilizantes, semillas y herbicidas, incluye el producto paraquat, que no se vende en Europa ni EEUU, pues tiene efectos secundarios y solo se puede emplear con protección, muy cara para los agricultores de Latinoamérica, donde se vende con simple indicación de riesgo. Hubo casos de personas que enfermaron. Ethos propuso a Syngenta que adoptase rápidamente una ambiciosa estrategia con objetivo "cero uso indebido", con acceso restringido a paraquat.