Entre junio y septiembre de 2009, las economías desarrolladas entraron en deflación por primera vez desde que la OCDE empezara a compilar los datos en 1971, evidencia de la severidad de la crisis financiera mundial y de la recesión.  Desde octubre, la tasa anual de inflación se ha incrementado de forma estable, aunque cayó en febrero.

El descenso de los precios de la energía fueron la causa principal de la deflación y la subida fue lo que propició la vuelta de la inflación. El repunte de los precios energéticos en febrero se ralentizó al 8,4% frente al 10,6% en enero.

En marzo, el alza interanual de los precios de la energía fue del 11,3% frente al 8,4% de febrero.

Sin embargo, hay pocos signos de que los precios de otros bienes y servicios estén subiendo a una tasa más rápida a medida que se recupera la economía mundial.

La tasa de inflación subyacente en los países de la OCDE --que excluye elementos volátiles como la energía y los alimentos-- cayó al 1,4% en marzo desde el 1,5% de febrero.  Sólo dos miembros de la OCDE, Irlanda y de Japón, volvieron a experimentar una caída de los precios en marzo.