Todo ello se ha complicado con la llegada de la crisis financiera, por los problemas de financiación que ha traído, lo que aboca a varios de esos países, según la Comisión, a severos ajustes. Estas conclusiones están incluidas en el último informe elaborado por el Ejecutivo comunitario sobre los efectos económicos de la ampliación de la UE.
El Ejecutivo comunitario considera que los nuevos socios deben seguir haciendo esfuerzos para seguir beneficiándose de su incorporación a la UE.
Recalca, en especial, la importancia de aplicar rigurosas políticas presupuestarias y lamenta que en algunos casos en el pasado los gobiernos se hayan desviado de las recomendaciones que recibían desde Bruselas.
También les insta a trabajar para unirse a la zona del euro que, entre otros beneficios, supondrá la eliminación del riesgo asociado a la fluctuación de las divisas, más flujos comerciales y de inversión extranjera y mayor integración financiera.
Bruselas recalca, en cualquier caso, el impulso que la adhesión ha supuesto para los nuevos socios, cuya renta per cápita ha pasado de una media del 40% en relación a la de los quince antiguos socios en 1999 al 52% el año pasado.
La Comisión destaca que los nuevos Estados miembros han pasado de crecer el 3,5% anual de media entre 1999 y 2003 al 5,5% de 2004 a 2008.
Incide en que también los Quince se beneficiaron de ese impulso, con un avance anual del PIB en torno al 0,5 anual, especialmente en aquellos países que aumentaron los flujos comerciales y de inversión hacia los nuevos socios.
El Ejecutivo de la UE destaca las cuantiosas transferencias recibidas por los nuevos Estados miembros desde el presupuesto comunitario, equivalentes en 2007 al 2% de su PIB (deben subir hasta el 3% en 2013).
En relación a los antiguos socios, estos fondos sólo equivalen al 0,2% de su PIB en 2007 y aumentarán hasta el 0,3% en 2013.

