A fines de septiembre, y mientras los mercados financieros amenazaban con un derrumbe, el Congreso aprobó y el presidente Bush promulgó un socorro de 700.000 millones de dólares, aunque sin un plan muy claro sobre el uso de esa intervención estatal en la economía.

Según el Post, los primeros que apreciaron "la magnitud enorme" del cambio ordenado por el Departamento del Tesoro fueron los abogados de empresas que se especializan en los impuestos.

"Cuando algunos legisladores se dieron cuenta del asunto, se enfurecieron", añadió el artículo. "Algunos expertos en el Congreso han llegado a la conclusión de que la medida fue ilegal, pero les preocupó que si lo decían en público podrían perjudicar varias recientes fusiones bancarias, facilitadas por esa resolución".

Los bancos de Estados Unidos ya están recibiendo unos 250.000 millones de dólares en inversiones del gobierno que, supuestamente, tenían el propósito de consolidar la posición financiera de las instituciones para que éstas reanudaran los préstamos al público y los negocios.

En cambio, según ha informado el Post, los bancos siguen usando el dinero para aumentar sus reservas, pagar dividendos a sus accionistas y bonos multimillonarios a sus ejecutivos.

La modificación de una sección del código de impuestos afectó una estipulación que limitaba el tipo de exenciones fiscales aplicables en las fusiones de empresas.

"El cambio ocurrió después de un esfuerzo de dos décadas de economistas conservadores y funcionarios de gobiernos republicanos para eliminar o reformar la ley que es tan poco conocida que aún expertos impositivos muy influyentes a veces no la conocen", agregó el artículo.