La Casa Blanca dijo que evaluará sus opciones a la luz del fracaso del proyecto de rescate. El portavoz de la Casa Blanca Tony Fratto declinó decir cuales eran esas opciones.

Fratto dijo que el fracasado proyecto "presentaba la mejor oportunidad para evitar una bancarrota desordenada y asegurar a la vez que los fondos de los contribuyentes sólo irían a firmas cuyos accionistas estuvieran preparados para tomar decisiones difíciles que las volvieran viables".

En tanto, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, dijo que "la única opción viable ahora" para la Casa Blanca es ofrecer los fondos a las automotrices a través del programa de rescate financiero de la Secretaría del Tesoro.

Cerca, pero sin acuerdo

El desenlace se produjo tras intensas discusiones sobre un posible compromiso, que según los participantes no se concretó debido a concesiones salariales propuestas por el poderoso Sindicato de Trabajadores Unidos de la Industria Automotriz (UAW, por su sigla en inglés).

"Estuvimos a tres palabras de distancia de un acuerdo", dijo el senador Bob Corker, un republicano por Tennessee que propuso la alternativa y encabezó la negociación.

El senador Christopher Dodd, demócrata por Connecticut, dijo que el principal punto de desacuerdo fue la fecha para exigir la paridad salarial de los trabajadores de Detroit con la de los fabricantes extranjeros.

General Motors Corp y Chrysler LLC están buscando miles de millones de dólares en ayuda inmediata, mientras que Ford Motor Co deseaba una robusta línea de crédito.

El sector automotriz tambalea por la caída de las ventas y su situación empeoró con la crisis de crédito y la recesión, y GM y Chrysler dijeron que la intervención del Gobierno era necesaria ahora para evitar una potencial quiebra.

GM, Ford y Chrysler emplean a casi 250.000 personas en forma directa, y unos 100.000 empleos más en empresas de fabricación de partes estarían supeditados a la supervivencia de las automotrices. Las compañías dicen que 1 de cada 10 empleos en Estados Unidos está relacionado con el sector automotriz..

Revés en el Senado

En el Senado la propuesta sufrió un revés después de que el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell, indicó que votaría en su contra.

Los demócratas sólo tienen 50 escaños en el Senado y necesitarían 60 votos para frenar las tácticas dilatorias de la minoría.

McConnell también se adelantó a un fracaso de las gestiones al recordar el temor de muchos republicanos de que el plan carecía de garantías para la viabilidad a largo plazo de las tres grandes automotrices de Estados Unidos: General Motors (GM), Ford y Chrysler.

El mayor "defecto" del plan, señaló, es que "promete dinero de los contribuyentes a cambio de reformas que pueden o no ocurrir mañana".

Agregó que, en vez de pedirles que "subsidien un fracaso", los estadounidenses merecen garantías de que su "inversión" producirá empresas "más eficientes y sólidas que no necesiten más ayuda de los contribuyentes en tan sólo unos cuantas semanas o meses".

El consenso es que, sin el préstamo, el colapso de las compañías agravaría la crisis económica con la pérdida de millones de empleos.




General Motors, en peor situación

GM es la que afronta la mayor urgencia, y Ford ha dicho que no usará los fondos a menos que empeore su situación.

Sin embargo, McConnell dejó una puerta abierta al paquete de ayudas al señalar que la proposición de Corker mejoraría con creces el plan de rescate.

"Mi propuesta es muy sencilla: encontremos el dinero que piden las empresas, pero exijamos a cambio condiciones", dijo Corker, cuyo estado tiene una planta de GM.

Su propuesta obligaba a las empresas a trazar, a más tardar el 15 de marzo de 2009, un plan detallado para reducir su deuda en dos tercios.

También pedía que los "Tres grandes de Detroit", como se conoce a estas tres empresas automotrices, ajusten sus costos laborales para equiparlos a los de sus rivales extranjeros, como Nissan, Toyota y Honda.

Por su parte, el sindicato dijo que temía que sus miembros fueran "chivos expiatorios" y aseguró que el costo laboral es de alrededor del ocho por ciento del total.

Hasta ahora han resultado infructuosas las presiones de la Casa Blanca para que los republicanos permitan someter el plan a votación en el Senado.

También el presidente electo, el demócrata Barack Obama, se sumó hoy al llamado para que el Congreso apruebe el plan esta semana.

"No podemos simplemente asistir al colapso de esta industria como observadores, porque eso conduciría a un efecto dominó devastador en toda nuestra economía", advirtió Obama en una rueda de prensa en Chicago.

El monto es inferior a los 34.000 millones de dólares solicitados por las empresas automovilísticas, pero los legisladores creen que basta para mantenerlas a flote hasta marzo de 2009.