Según la misma encuesta, las expectativas de los parados no son muy "halagüeñas", ya que el 77 por ciento de encuestados aceptaría un trabajo inferior a su formación y experiencia, frente al 7,2 por ciento que no lo admitiría y al 15,7 por ciento que no conoce cuál sería su decisión.
La falta de ofertas de trabajo también hace que las personas que se encuentran en paro amplíen el abanico de posibilidades hasta el punto de que para más de la mitad (55,35 por ciento) de los encuestados les es diferente el trabajo que consigan.
El 32,39 por ciento busca un puesto similar al que tenía y el 12,26 por ciento prefiere un trabajo diferente tanto en puesto como en sector.
La encuesta también muestra una percepción "pesimista" sobre la economía. Así, el 64,3 por ciento de los trabajadores encuestados dice que la situación actual es mala, mientras que el 3,4 por ciento la considera buena y el 32,3 por ciento regular.
Para los parados, la situación descrita es "aún peor", ya que el 80,2 por ciento opina que es mala, el 19,5 por ciento que es regular, y el 0,3 por ciento que es buena.
Ambos colectivos (parados y con trabajo) consideran que la crisis no será temporal. El 62 por ciento prevé que durará más de dos años, y sólo el cinco por ciento cree que durará poco tiempo y que será cuestión de meses.
Preguntados sobre la situación de los hogares, la encuesta desvela que uno de cada tres trabajadores tiene algún miembro de su familia en paro.
En concreto, el 58,3 por ciento tiene una persona en su familia que no trabaja, el 31 por ciento a dos miembros, y el ocho por ciento a tres.
El dos por ciento de los encuestados tiene a más de cuatro familiares en paro.
Por último, la mayoría de los encuestados (el 68,3 por ciento) considera que la destrucción de empleo no se ha centrado especialmente en un colectivo, sino que ha afectado de forma general a todos.

