Como resultado, los contribuyentes ahora tendrán una participación directa en el futuro de las finanzas estadounidenses. Junto a los gobiernos se incluyen ciertas restricciones, como los límites a los salarios de los ejecutivos. El nuevo plan está diseñado para fortalecer los balances de los bancos al proveer nuevo capital, eliminar los activos tóxicos y tomar nuevos pasos para asegurarse de que tengan acceso a los fondos que requieren para operar. La idea es poner dinero a fluir por el sistema para que los bancos presten a las compañías, consumidores y entre sí.Uno de los puntos centrales del plan es un esfuerzo del Tesoro para tomar aproximadamente US$250.000 millones en participaciones en lo que podrían ser miles de bancos según fuentes al tanto, usando fondos aprobados por el Congreso en la ley de rescate. El Tesoro comprará US$25.000 millones en acciones preferenciales en Bank of America, J.P Morgan y Citigroup; entre US$20.000 millones y US$25.000 millones en Wells Fargo; US$10.000 millones en Goldman y Morgan Stanley; y entre US$2.000 millones y US$3.000 millones en Bank of New York Mellon y State Street. No estaba claro si la participación en Bank of America incluía a Merrill, la cual ha sido adquirida por el banco. Se cree que la FDIC garantizará temporalmente la nueva deuda emitida por los bancos y cajas de ahorros por tres años. El gobierno espera que la garantía de deuda elimine el temor entre los bancos y los motive a prestarse entre sí otra vez. Eso a su vez podría reducir algunas tasas de préstamo a corto plazo como la Libor, la cual es un referente para muchos préstamos al consumidor y a los negocios. Se cree que la FDIC también ofrezca temporalmente garantías ilimitadas sobre los depósitos sobre cuentas sin intereses usadas principalmente por pequeños negocios. Esto sería voluntario y se extendería más allá del límite de US$250.000 por depositante acordado por los legisladores hace dos semanas. Este programa pondría la garantía del gobierno detrás de la estructura de los mercados financieros estadounidenses, una medida que parecía inconcebible hace algunos meses. Sin embargo, el congelamiento de los mercados de crédito y el hundimiento de los mercados de la semana pasada obligó a los gobiernos a considerar cambios radicales.