La sostenibilidad de la deuda soberana europea es una pregunta recurrente en todos los ámbitos y cuanto más el caso de la helena. De hecho, en julio las autoridades europeas pactaron con los acreedores privados un quita del 21% con carácter voluntario y limitado en el tiempo, solo hasta 2014. Hoy, se ha visto que ésta es insuficiente y se ponen sobre la mesa porcentajes más elevados llegando a 50% - 60%, ello supondría elevar el montante del rescate heleno aunque no han trascendido cifras de forma oficial por el momento.

Que Grecia está quebrada es del todo conocido, la quita es improrrogable y del todo necesaria, aunque ello no está libre de consecuencias entre los principales acreedores helenos, los bancos. Por tanto, una medida a analizar en caso de quita o suspensión de pagos de algún Estado miembro sería la exposición de la banca a la deuda soberana, ya que en caso de producirse generaría efectos devastadores en el sistema financiero europeo, produciéndose restricciones del crédito y se descontarían posibles quiebras de bancos expuestos a la deuda del país en suspensión de pagos. Así, por ejemplo, los bancos franceses y alemanes serían los más afectados con el aumento de la quita de la deuda helena, ya que poseen 56,9 y 23,8 mil millones en bonos helenos, respectivamente.
 


Fuente: Reuters
 

Para que el proceso de quita se produzca de forma controlada y no se registren mayores perjuicios en la economía real, la quita debe ir aparejada con un plan de recapitalización bancario con el objetivo de que se puedan superar posibles escenarios de estrés. De hecho, las autoridades alemanas ya lo están solicitando anticipándose a la cumbre del día 23 de este mes, en donde se presentará el plan en cuestión. Sin embargo, los bancos se muestran reacios a aumentar su participación en la reestructuración de la deuda helena y a aumentar el porcentaje de Core capital (capital y reservas) sobre los activos ponderados por riesgo (APR’s), ya que ello supone menores márgenes tanto comerciales como financieros.

Las necesidades de capital del sector bancario serían diferentes según el porcentaje de quita y del nivel de Core capital que se establezca en la regulación, es decir, cuanto mayor porcentaje de quita y mayor nivel de Core exigido, mayor necesidad. Por tanto, la regulación en este ámbito es fundamental para fijar posibles escenarios y poder calcular más vehementemente la pérdida esperada por cada entidad con el objetivo de poder provisionar lo suficiente para no registrar súbitos escenarios que puedan causar la quiebra de la misma. Así no es lo mismo un 7% previsto en Basilea III que un 9% de core capital/APR’s.

Por tanto, la quita es necesaria aunque el proceso se presenta complicado, sin regulaciones bancarias precisas y con balances bancarios demasiado expuestos a la deuda soberana europea.