Desde hace unas semanas, dos títulos del mercado continuo están llamando la atención del pequeño inversor, precisamente por esa falta de equilibrio en su cotización, lo que se llama volatilidad. Hablo de Bankia y
Banco Valencia. En el primero de los casos, en tres sesiones de agosto (7, 8 y 9) subió más de un 50%. El segundo, sólo el día 9 subió un 135%.
El pasado mes de junio saltaba a los medios que el FEEF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera), ofrecía hasta 100.000 millones de euros para la recapitalización del sector financiero español. Días después las auditorías externas, decían que sólo eran necesarios 62.000 millones. Esta línea de crédito preventiva, sería utilizada únicamente por aquellas entidades que lo necesitaran, de las cotizadas, Banco de Valencia y Bankia. En otras palabras, una bombona de oxígeno para aquellos que estén buceando a pulmón. Es absurdo que ofrezcan oxígeno a quien pasea tranquilamente por los montes de Santander o Bilbao.
Estas bombonas, se espera que, con tiempo y buenas prácticas, hagan salir del atolladero a estas entidades. Pero ojo, se espera que salgan del atolladero (que es lo que se cotiza), lo que no significa que vaya a pasar. La Bolsa, es un mercado en el que se negocian expectativas, lo que se espera que vaya a pasar, no lo que ya ha pasado. Para eso están las auditorías, estados de cuentas y análisis fundamentales.
Las subidas comentadas en las últimas semanas, se deben a la esperanza de que ese dinero llegue y se use adecuadamente. Sin embargo, si no llega, si llega menos de lo que se espera, si no se usa para ese fin, etc.., podemos volver a ver caídas verticales. No olvidemos que hace poco más de un año, Bankia, por ejemplo, salía a Bolsa a 3.75€ con un descuento del 35% sobre el valor en libros.
Se debe intentar huir de este tipo de pelotazos, basados en la suerte. Para eso está el Euromillones. Pensemos todos cuántas veces hemos jugado y cuántas nos ha tocado… Este criterio para invertir en Bolsa nos puede llevar a lo mismo, a que se nos quede cara de tontos. La suerte en Bolsa no existe, por eso no se debe “jugar” sino “invertir” en Bolsa.
Es más, hay que tener en cuenta que generalmente, si compramos y cae la cotización, todos pensamos “ya subirá…”. Pero ese dinero y ese tiempo podríamos haberlo destinado a cosas mejores, ese es el coste de oportunidad en el que nunca pensamos hasta que no hay cantidad de oxígeno que valga.
Y es que invertir en Bolsa, no es más que arriesgar un capital durante un tiempo con la esperanza puesta en que dicho capital aumente. Y en ese orden, primero es un riesgo, después una esperanza y puede que finalmente, un aumento del capital.
La volatilidad en Bolsa de la que hablamos, es una gran oportunidad pero también un grandísimo riesgo. A diferencia del Euromillones, no elegimos estrellas, pero lo que jugamos en éste nada tiene que ver con lo que invertimos en la otra.
Y es que, por muy interesante que pueda ser la ganancia, debemos buscar la tendencia y acompañarla hasta que se agote. De lo contrario, posiblemente acabemos pensando “ya subirá”, y nos quedemos sin oxígeno y sin croquetas.
@Alfonso_Morte