Berkeley Energía se sigue jugando mucho y su destino lo marcará el Congreso de los Diputados. Sin embargo, en ese sentido se esperaba algún movimiento en el mes de marzo, que a la postre no se ha producido. Todo se ha retrasado en la Cámara Baja, tramitaciones y comparecencias mientras el valor en el mercado va perdiendo fuelle mensual.
En su gráfica de cotización comprobamos como a Berkeley, el compás de espera le está sentando mal. Ya ha perdido la cota de los 0,40 euros por acción que conservaba desde finales del pasado mes, con muchos nervios por parte de los inversores sobre la viabilidad de la mina ante las reticencias del gobierno a su puesta en marcha. En marzo el valor retrocede un 3% , en las últimas veinte sesiones también se mueve en negativo con pérdidas más abultadas, del 8%, mientras que en lo que va de año Berkeley mantiene la tendencia alcista, con avances del 8%.
Según muestran los indicadores premium de Estrategias de Inversión, el valor se mueve en modo consolidación con una rebaja de dos puntos en su calificación y alcanza los 6,5 puntos totales de los 10 posibles. Con tendencia que es alcista a largo plazo, pero bajista a corto. Con momento total lento y rápido positivo y volumen de negocio mixto, creciente a largo plazo y decreciente a medio. En cuanto a la volatilidad del valor, medida en términos del rango de amplitud, es creciente a largo plazo y decreciente a medio plazo.
Decíamos que abril será fundamental para la compañía, ya que, aunque pueden producirse nuevas demoras como ha ocurrido en marzo, está previsto que el día 16 se trate, a mediodía en el Congreso, la ponencia del Proyecto de Ley de cambio climático y transición energética. Y ahí comienza el problema, por las enmiendas realizadas que no parecen ser del todo claras ante la posibilidad de que Berkeley pueda abrir en Retortillo, Salamanca la mina de uranio a cielo abierto más grande de toda Europa.
Y es que la compañía ha puesto en marcha todo un mecanismo judicial para emprender acciones legales y defenderse ante un posible no de la ley a esa apertura. De ahí las matizaciones en su redacción para evitar pleitos en Moncloa en una Ley que la compañía australiana dice que no tendrá efecto retroactivo, y que por tanto no invalidará la apertura y que el gobierno no apoya al entender que entra en conflicto con la idea de cero emisiones contaminantes en 2050 en nuestro país.
También queda por establecer, ya que todavía no está en el orden del día del Congreso del día 12 de abril, y en paralelo, la comparecencia esperada del presidente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Josep María Serena, del Consejo de Seguridad Nuclear, que presentará ante la Comisión de Energía las cartas enviadas por la compañía y otras organizaciones y que considera una presión para que se lleve a efecto la apertura de la mina.
Recordemos que las últimas autorizaciones provisionales han llegado del CSN y esta, tras más de 190 acumuladas por Berkeley desde que comenzara el proyecto, sería la definitiva, a favor o en contra de la mina. Su recomendación pasaría al gobierno, que tendría la decisión última sobre el asunto.