América ya representa un 55% de los resultados del grupo -frente al 45% de Europa- y sólo Brasil, uno de los principales baluartes, supone el 29%. En global, la región sumó 2.850 millones de euros al beneficio ordinario atribuido de Banco Santander en el primer semestre del año. Además, el proceso de transformación comercial y digital emprendido por la entidad ha calado en la región, donde el banco cuenta con 20,8 millones de clientes digitales, un 17% más que al cierre de 2018.
Norteamérica, que incluye Estados Unidos (Santander Bank y Santander Consumer USA) y México, aporta 889 millones, un 17% del total. La estrategia de Banco Santander en ambos países está centrada en mejorar la red de distribución y el desarrollo de los canales digitales para atraer y vincular nuevos clientes. También está aumentando la coordinación y colaboración entre las dos filiales, con proyectos e iniciativas conjuntas como, por ejemplo, el lanzamiento de un servicio de remesas que se realiza en el mismo día desde sucursales de Santander US a cualquier banco en México.
Una de las pruebas más recientes de la confianza del Banco Santander en el continente americano ha sido la oferta para aumentar su peso en el capital social de su filial azteca, donde tras la operación ha elevado su participación al 91,65%, lo que redobla su apuesta por el país. “Creemos en México, en el potencial de su sector financiero, y de Santander México, que es uno de los bancos líderes en el país”, afirmó durante el anuncio de esta operación la presidenta del Santander, Ana Botín. Un mensaje que refuerzan desde el banco al asegurar que “la mayor aportación de México puede dar al grupo más potencial de crecimiento a medio y largo plazo”.
Sudamérica, con un beneficio de 1.961 millones de euros, representa un 38% del beneficio del grupo. De esta cifra, sólo Brasil suma 1.482 millones. Fuentes de la entidad señalan que el foco está puesto en “acelerar el crecimiento rentable y liderar la industria financiera minorista”, para lo que contemplan potenciar una red regional más conectada y exportar los negocios de éxito a los distintos países, como la financiación de automóviles -utilizando la experiencia del grupo y el desarrollo de este negocio en Brasil-, el modelo de financiación de bienes y servicios de Uruguay o el comercio electrónico.
Con una población de 600 millones de personas, de la que un tercio aún no está bancarizada, y una clase media en constante expansión, esta región es una clara oportunidad y un potente trampolín para el crecimiento a medio plazo del banco. En la última edición del Foro Latibex, el consejero delegado de Santander, José Antonio Álvarez, reiteró su apuesta por Latinoamérica al señalar que la región es "una magnífica opción de inversión” y que tiene “ganas de progresar y mejorar”. Álvarez recordó que la mejora institucional de los últimos veinte años es “evidente”, lo que la ha convertido en una zona con unas posibilidades de inversión “inmensas” para poder seguir desarrollándose y creciendo. Álvarez también insistió en la importancia de mejorar el sistema educativo, avanzar en la agenda digital y favorecer el crecimiento inclusivo y sostenible. Unos retos que son, en muchos casos, los mismos que afronta Europa.
No es la última vez que los máximos responsables de Banco Santander han resaltado las oportunidades que brinda Latinoamérica y el papel que representa en el presente y el futuro de la entidad. De hecho, durante la presentación a inversores y analistas -el llamado Investor Day- realizada por la entidad a principios de abril en Londres, Ana Botín no tuvo reparos en asegurar que Santander “es un banco latinoamericano, lo que nos da una oportunidad única de crecimiento estructural”. Durante este encuentro, los máximos directivos del grupo presentaron las previsiones a medio plazo en la región: un crecimiento de ingresos alto y sostenible, a doble dígito - lo que elevará su peso en el banco-, con una mejora del RoTE ordinario hasta el 20-22%, desde el 19% de 2018.
En opinión de Botín, “el tamaño de la poblacion no bancarizada o desatendida financieramente en países como Brasil o México contribuirá al crecimiento del grupo, aportando valor al accionista mediante la generación de beneficios mientras cumplimos nuestro propósito como banco. La actividad bancaria debería aumentar debido a los cambios demográficos y al creciente número de personas que demandan cada vez más servicios financieros. El PIB de los países crece a mayor ritmo cuando aumenta la proporción de personas de 25 a 35 años, ya que es el rango de edad más productivo, tanto en términos de ingresos como de consumo. Esto fue lo que ocurrió en Estados Unidos con los baby boomers, y es lo que ha sucedido en España durante los últimos 30 años. Hoy en día, esta es la realidad en los países latinoamericanos, cuya media de edad es de alrededor de 30 años. En los mercados en los que operamos en la región, viven más de 400 millones de personas”.