"Necesitamos dar un estímulo suplementario por la vía fiscal mientras dure la recesión", pero "los esfuerzos deben ser precisos, temporales -y por tanto reversibles- y coordinados", argumentó antes de añadir que, para esto último, en el Consejo Europeo de los próximos días 11 y 12 en Bruselas debería conseguirse "un impulso político" para "hacer el seguimiento de la aplicación de estos planes".

También insistió en que con estos programas lo que hay que hacer es "no poner en riesgo el equilibrio de las cuentas públicas a medio y largo plazo" ya que "ese gasto no puede ser un peso para el momento en que la recesión se acabe".


La razón es que las necesidades de inversión para hacer frente al envejecimiento de la población "son extraordinariamente importantes y no podemos poner un peso en las generaciones futuras", dijo el comisario europeo.

Recordó que la Estrategia de Lisboa, que pretende hacer de la economía europea la más competitiva del mundo, planteaba afrontar tres retos: adaptar la economía de la UE a la globalización, hacer frente al calentamiento climático y también afrontar el envejecimiento de la población.

A esos tres ejes prioritarios, la crisis económica ha añadido dos más: las dificultades de financiación por unos mercados que no funcionan normalmente y las consecuencias para las finanzas públicas.

Almunia avanzó que la Comisión Europea adoptará hoy las "orientaciones horizontales" sobre los planes de recapitalización de la banca en Europa, y que Bruselas se pronunciará antes de la cumbre de la próxima semana sobre el plan francés de ayuda del sector bancario.

A ese respecto, la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, expresó su confianza en que "el plan francés sea aprobado en un plazo extremadamente rápido".