No obstante, Iberdrola reenvió recientemente un documento a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, CNMV, en el que se recuerda que cualquier compañía que quiera poseer el 10% de su capital tendrá que tener el visto bueno al menos de cuatro supervisores estadounidenses, ya que es propietaria de Energy East.

A pesar de todo, ACS, principal accionista de Iberdrola, quiere consolidar los resultados de la eléctrica, lo que exige elevar su participación hasta el 20% o entrar en el Consejo de Administración.

En reiteradas ocasiones, el presidente de ACS, Florentino Pérez, ha señalado el interés de su grupo por aumentar su presencia en Iberdrola, así cómo por lograr un puesto en su consejo.

Hasta ahora, la constructora tenía vedada la entrada en el órgano de gobierno de Iberdrola porque estaba presente en el consejo de un competidor, Unión Fenosa SA (UNF.MC), obstáculo que desapareció el 4 de marzo.

Ese día, el presidente de Gas Natural SDG SA (GAS.MC), Salvador Gabarró, sustituyó a Pedro López Jiménez en la presidencia de Unión Fenosa, cuyo Consejo de Administración aprobó la salida de los nueve representantes de la constructora ACS y la entrada de tres consejeros de la gasista.

La remodelación del Consejo de Administración de Unión Fenosa se produjo después de que Gas Natural cerrase el 2 de marzo la compra a la constructora ACS del 35,32% que poseía en la eléctrica.

Según consta en la CNMV, ACS está presente en Iberdrola a través de sus sociedades Residencial Montecarmelo y Villa Aurea, cuya participación del 7,209% le otorga el 7,475% de los derechos de voto.

Además, mantiene un contrato de "equity swap" -derivados- con Nexgen Capital, filial de la entidad francesa Natixis (12068.FR), dueña del 5,125% del capital de Iberdrola.

Por su parte, las cajas BBK y Bancaja mantienen en la eléctrica el 7,18% y el 6,03% del capital, respectivamente.