Wall Street está viviendo una especie de “día de la marmota” en versión XXL y con un dato en contra: las caídas no se producen desde los mismos niveles, sino desde los más bajos registrados. De nuevo esta semana se enfrenta a una nueva edición del Comité del Mercado Abierto de la Reserva Federal que, a la espera de que, según el consenso, suba los tipos en otros 75 puntos básicos y dé nuevas pistas sobre hasta dónde puede llegar ese incremento en Estados Unidos.
Y es que ese incremento, como leen los mercados financieros es inversamente proporcional al impacto en el crecimiento: subidas más fuertes y agresivas, menor actividad y posibilidades para empresas y familias, más umbral de dolor igual a recesión y en qué cuantía. Ese miedo ha vuelto a reverdecer durante la semana pasada en el mercado. Y lo ha hecho de forma general y particular.
En lo general encontramos las caídas de los principales indicadores, en lo que se ha registrado como la peor semana de desempeño bursátil desde el pasado mes de junio y una de las más calientes a la baja en lo que llevamos de año en Wall Street.
El pasado martes se rompía la baraja con la lectura más que mala de una sorpresiva inflación que dejaba sobre la mesa serias advertencias: crecimiento de la tasa subyacente del 6,3% anulando el miedo al encarecimiento solo de la energía, mientras que la expectativa general del mercado hablaba de una corrección del índice en mayor medida a ese 8,3% que marcaron los precios en agosto.
Y es que recordemos que S&P 500 el termómetro del mercado americano se había revalorizado un 17% desde la mitad de agosto, desde donde ha ido perdiendo fuerza hasta ahora. Lo que ahora mismo lee el mercado es que lo peor no ha pasado, sino que está por venir. Hace apenas dos meses, la mejora en Wall Street vino de la mano de que, asumiendo subidas de tipos de los halcones, a estas alturas del año la inflación se controlaría y en la última parte de 2022 quedarían subidas más moderadas. Pero la realidad ha mostrado todo lo contrario.
Ese escenario negativo se refleja exactamente en dos facetas. La primera es esa otra mirada particular del miedo reflejada en Fedex y enAdobe. En el primer caso su profit warning el viernes pasado ante el consumo ha supuesto una caída del 20%, en un sector, el del transporte, que como nos cuenta la CNBC, suele funcionar como un indicar adelantado tanto de Wall como de Main Street, con la mirada en la debilidad asiática de fondo en el consumo.
La segunda se refiere a Adobe. Sus caídas del 20% en las dos últimas sesiones crea precedente tras los 20.000 millones de dólares que pagará por la compra de Figma, una plataforma de diseño online. Una cantidad que el mercado considera desfasada con la que está cayendo y que le hizo perder, solo el primer día de recortes, 25.000 millones a la empresa en capitalización.
De ahí que uno de los mantras que se mueve ahora mismo por los parqués neoyorkinos es el referido al efectivo. Y es que, como destaca Reuters, el efectivo es ahora mismo, con permiso de la inflación que lo deprecia, el gran refugio de los inversores ante los vaivenes del mercado
Las cifras de Bank of America Global Research destacan que los gestores de fondos han elevado en lo que llevamos de septiembre un 6,1% su saldo de efectivo. Se trata del nivel más elevado en nada menos que dos décadas.