“El acuerdo está casi a punto, pero el mercado irá más despacio a partir de ahora”. Esta es la visión con la que inician la semana los expertos de Bankinter, tras un fin de semana en el que no ha habido pacto en Estados Unidos entre demócratas y republicanos para elevar el techo de deuda y evitar la quiebra técnica del país este jueves. Consideran, no obstante, que existe una “alta probabilidad de un acuerdo provisional” para cumplir con el pago de las facturas hasta octubre, o tal vez diciembre.

“En todo caso, si se cierra (un acuerdo) como parece, se habrá conseguido una prórroga al problema, pero no una solución”, advierten y, por eso concluyen que “no deberíamos esperar mucho más rally de las bolsas que el ya disfrutado el jueves pasado y su consolidación posterior el viernes. Estados Unidos ofrece provisionalidad, pero el mercado pide más estabilidad para continuar avanzando con confianza”.

Desde Renta 4, su presidente, Juan Carlos Ureta, recuerda que es la “abundante liquidez lo que desde hace tiempo está moviendo a unos mercados que simplemente no quieren mirar a los fundamentales, porque manejan la idea de que si hoy las cosas están mal, mañana estarán mejor gracias al chorro de dinero nuevo que se inyecta cada mes”. Ureta define esta idea como “discutible” y “peligrosa”, pero reconoce que ahora mismo es “aceptada sin ningún tipo de duda por casi todos”. Tras el retraso en la retirada de estímulos de la Reserva Federal (Fed) en septiembre, este tapering podría retrasarse incluso a enero.

Juan Carlos Ureta dibuja dos posibles escenarios en las bolsas:

1) Hoy por hoy, el más probable: los mercados seguirán entregados a la fiesta de la liquidez, y continuarán subiendo aunque los datos económicos y los resultados empresariales sean tibios.

2) Los inversores empiezan a cuestionar la eficacia de la QE indefinida (compras de deuda), sobre todo, si no llega el crecimiento económico.

En Link Securities también apuestan por la tranquilidad en las bolsas, al menos de momento. Esta previsión se cumple en las plazas europeas que a media sesión se mueven con signo mixto pero prácticamente planas. No así los futuros americanos, que caen un 0,7%. “De momento los mercados financieros no terminan de creerse que vayan a ser tan 'inconscientes' (los políticos estadounidenses) y dejen pudrirse la situación sin alcanzar un acuerdo, al menos temporal, por lo que se mantienen razonablemente tranquilos a la espera de acontecimientos. No obstante, a medida que nos acerquemos a la fecha límite del jueves sin acuerdo se van a empezar a poner nerviosos, lo que podría provocar recortes de mayor intensidad a los vistos hasta ahora”, apunta Link.

Pero, ¿cómo están las negociaciones entre demócratas y republicanos? Aunque los líderes de ambas partes en el Senado han intentado este fin de semana acercar posturas, los demócratas de la cámara alta han introducido en la negociación un nuevo factor: la revisión de los recortes automáticos pactados en el sequester, algo por lo que no están dispuestos a pasar los republicanos, y que ha distanciado aún más a las partes. Además, la Administración Obama habría rechazado el incremento temporal de seis semanas para seguir negociando; y se estaría barajando en las filas demócratas es la de aprobar por mayoría simple el techo de deuda, lo que se denomina “opción nuclear”, y sentaría un nuevo precedente en la democracia estadounidense.

El intenso “tira y afloja” en Washington responde a la situación que vive cada uno de los partidos. Como explican en Bankinter, Obama no está tan presionado para ceder como en 2011, porque ahora no se enfrenta unas elecciones y, como ya comentaron estos expertos la semana pasada, el presidente no quiere renunciar a una de sus principales herencias políticas: la reforma sanitaria u Obamacare: “No desea el shut-down, pero sabe que el desgaste político derivado del mismo es muy superior en el bando republicano, por lo que no encuentra ninguna motivación para alcanzar un acuerdo cediendo”. Entre los republicanos, mientras, impera la presión. El Tea Party tiene secuestrado al partido, pero depende de un lobby empresarial que ya no se siente cómodo con los riesgos que está forzando a asumir a la economía y, por tanto, parece muy probable que sea el ala republicana más dura quien termine cediendo. ¿Qué hará entonces Obama? En Bankinter creen que optará por “concesiones estéticas y eso le bastará al ala dura republicana para conseguir una salida honrosa”.

María Gómez