La compañía sale hoy a cotizar en la bolsa de Nueva York y busca recaudar con su OPV cerca de 5.000 millones de dólares lo que supondría una valoración de 54.500 millones de dólares. Un valor ampliamente superior de los 32.000 millones que pagó la japonesa Softbank por tomar el control de Arm en 2016 pero sensiblemente inferior a los 60-70.000 millones a los que apuntaba Softbank hace algunas semanas. En concreto se coloca un 10% del capital de esta tecnológica con sede en Cambridge, Inglaterra.
Una oferta en la que hay una alta demanda, tal y como cuenta Reuters, y que le ha permitido fijar el precio de sus acciones en la parte alta del rango e incluso por encima del mismo. De hecho, Arm ya ha contratado a muchos de sus principales clientes como inversores fundamentales en su oferta pública inicial, incluida Apple, Nvidia, Alphabet, Advanced Micro Devices, Intel y Samsung Electronics.
Arm lanzó sus esfuerzos de marketing de salida a bolsa la semana pasada, buscando convencer a los inversores de que tiene un crecimiento por delante, más allá del mercado de la telefonía móvil, que domina con una participación del 99%.
Según una fuente citada por Reuters, Arm ha optado por aceptar sólo el extremo superior de su rango objetivo de 47-51 dólares por acción —o un precio aún más alto— tras revisar una ronda de compromisos de los inversores. Una operación en la que han participado 27 bancos.
Arm reaviva el mercado de la OPV, que ha estado "seco" en dos años
Se espera que la OPV de Arm sea la más importante en casi los dos años que han transcurrido desde que Rivian saliera a cotizar a finales de 2021 con una valoración de 77.000 millones. La fuerte demanda de la salida a bolsa también añade combustible a un mercado estanco de salidas a bolsa de Estados Unidos, que ha permanecido relativamente inactivo ya que las empresas aparcaron sus planes de salir a bolsa debido a las preocupaciones en torno a la incierta situación económica.
Esta semana, el grupo de comercio electrónico Instacart, la empresa de automatización de marketing Klaviyo y el fabricante de sandalias Birkenstock han presentado sus propios planes de OPV.
Arm será central en la transición de la computación habilitada para la IA, tal y como dijo la compañía en su folleto de salida a bolsa. Un valor que es inevitable comparar con Nvida, un valor cuyo posicionamiento en el negocio de la inteligencia artificial le ha reportado beneficios en bolsa de más del 200% solo este año.
Un mercado que crece al 17% anual hasta 2025
Nvidia diseña un tipo de semiconductor llamado unidad de procesamiento de gráficos o GPU, un tipo de tarjeta gráfica más potente que entra en los centros de datos para entrenar y ejecutar estos modelos de IA. Arm, por su parte, es una empresa que diseña el plano o "arquitecturas" de ciertos semiconductores. Estas arquitecturas son los diseños generales, incluidos los componentes y las instrucciones del lenguaje de programación que otras compañías usan para construir chips.
De hecho, tal y como dicen los expertos de la CNBC, es poco probable que el futuro de la IA de Arm provenga de las grandes cantidades de chips necesarios para entrenar modelos de big data. Es probable que juegue un papel destacado en la IA en algunos segmentos, como los procesos de IA llevados a cabo por un dispositivo como un smartphone en lugar de en la nube, como ChatGPT. Ver: ¿Seguirá el auge de la IA impulsando a la renta variable?
Para que esto se pueda llevara cabo, los dispositivos requerirán chips de baja potencia pero alto rendimiento capaces de llevar a cabo la computación requerida para las aplicaciones de IA. Arm está diseñando la estructura de estos chips.
Por el momento, lo cierto es que los chips basados en Arm han ido ganando cuota de mercado en los PC y se han convertido en un rival más formidable en el cada vez más importante mercado de los centros de datos, donde Intel es desde hace tiempo el líder indiscutible. Amazon ha adoptado la tecnología para sus chips de servidor de fabricación propia, y Microsoft Corp. y Google están trabajando en procesadores que utilizan bloques de construcción con licencia de Arm, según varias fuentes.
Arm dijo a los inversores potenciales en Nueva York el jueves pasado que "se espera que el mercado de computación en la nube, del cual tiene solo una participación del 10% y, por lo tanto, más espacio para expandirse, crezca a una tasa anual del 17% hasta 2025, en parte gracias a los avances en inteligencia artificial. Se pronostica que el mercado automotriz, del cual domina el 41%, se expandirá en un 16%, en comparación con solo el crecimiento del 6% esperado para el mercado móvil", tal y como cita Reuters.
La IA ha sido puesta en el centro de atención, en gran parte gracias a ChatGPT de OpenAI. Esta es una tecnología conocida como IA generativa que encierra el potencial para ser revolucionaria y, de hecho, ya está teniendo un impacto significativo, pero, como ocurre con otras tecnologías recientes (vehículos eléctricos, energías renovables, blockchain...), las valoraciones tienden a desconectarse de los fundamentales.
Después de realizar recientemente un estudio en profundidad sobre este campo, resulta evidente que la IA generativa es real, pero los inversores deberían ser selectivos en sus inversiones. Tal IA se basa en un modelo que se entrena en grandes cantidades de datos. Se requiere una gran cantidad de potencia informática para entrenar estos modelos de IA.
Arm obtiene la mayor parte de su dinero de regalías y licencias de su arquitectura. De hecho, la compañía ha asegurado que sus tarifas de regalías, que representan la mayor parte de sus ingresos, se estaban acumulando desde que comenzó a cobrarlas a principios de la década de 1990. Los ingresos por regalías llegaron a 1680 millones en el último año fiscal, frente a 1560 millones de dólares del año anterior.
Un área de escrutinio para los inversores ha sido la exposición de Arm a China, dadas las tensiones geopolíticas con Estados Unidos que han llevado a una carrera para asegurar el suministro de chips. Las ventas en China contribuyeron con el 24.5% de los ingresos de 2680 millones de Arm en el año fiscal 2023.