Menudo susto se ha llevado Sacyr al ver desplomarse el precio del petróleo pues, el torrente bajista de marea negra arrastra a su participada Repsol y, con ello, a la propia constructora. La razón es, como siempre, por la deuda. Recordemos que Sacyr posee actualmente un 9,23% de Repsol, adherida a esta participación posee una deuda de 2.276 millones de euros que vence el próximo mes.

El problema es que Sacyr tiene contabilizadas estas acciones a 19,977 euros
. Al caer el precio de los títulos de Repsol, los bancos acreedores presionan aún más a la constructora para realizar alguna desinversión en la petrolera, pero he ahí el problema, pues si Sacyr desinvierte ahora, lo hará con pérdidas, ya que el precio de las acciones actual es un 10% más bajo que el precio al que las compró.

Así pues, Sacyr está negociando una prolongación del vencimiento –unos 3 años- de su deuda con más de 40 bancos acreedores encabezados por el Banco Santander, pero las condiciones que rodean este proceso son bien distintas a las que existían hace tres años y ya por entonces Sacyr tuvo que deshacer parte de su participación. Recordemos que en diciembre de 2011, con motivo de la primera refinanciación del préstamo, la compañía presidida por Manuel Manrique acabó con la venta obligada de un 10% de Repsol. Ahora, hay que tener en cuenta los siguientes aspectos que rodean a la negociación:

- El valor nominal de la deuda neta pendiente (2.276 millones) no se cubre con el precio de la acción actual (la participación actual de Sacyr vale 2.249,53 millones)

- La situación financiera de Sacyr está hoy más saneada que hace tres años, pues la deuda neta se ha reducido un 505, hasta los 5.619 millones de euros y la deuda corporativa un 62% hasta los 189 millones. A pesar de que los ratios de apalancamiento neto continúan elevados, “dada la naturaleza de las actividades desarrolladas por Sacyr, la deuda se encuentra completamente alineada con los activos que financia”