Se produjo de repente.
Y justo cuando acababan de cerrar las bolsas europeas.
Por lo tanto, en el mercado se consideró que el origen de las ventas habría que buscarlo en un fondo de inversión de Europa.
Las ventas se centraron en los valores que más habían subido durante estos últimos días, Tesla, Virgin Galactic, Plug Power y los FAAMG, si bien debemos precisar que las ventas comenzaron a aparecer el miércoles. En el caso de Amazon se observó en la sesión del miércoles la imposibilidad de superar la zona de los 2.185. Y en la sesión de hoy cayó hasta los mínimos del movimiento lateral, 2.128, y desde ese nivel rebotó, con lo que sigue atrapado en un movimiento lateral.
Según Bloomberg la descarga fue tan violenta que entre las 17h 30m y 17h 40m se negociaron 225.000 contratos de futuros sobre el S&P 500, incluyendo los minis. Da la sensación de que los inversores vendieron primero y luego trataron de averiguar la procedencia del papel.
También es probable que este movimiento a la baja se haya acentuado porque el viernes 21 de febrero expiran los contratos de futuros y opciones.
Tal y como podemos ver en el gráfico de 30 m del S&P 500 que recogemos a continuación, el S&P 500 paró su descenso justo al llegar a la zona de soporte de los 3.340.
Y el NASDAQ 100 rebotó al llegar al soporte de los 9.510, incluso por encima del siguiente soporte situado en 9.450.
El daño causado por la violencia vendedora ha sido muy limitado, los índices han respetado las primeras zonas de soporte, lo que no es poco si tenemos en cuenta el coronavirus, el estancamiento de los beneficios empresariales y el elevado PER del S&P500.
Todos sabemos que existe una burbuja especulativa enorme que afecta a todos los mercados.
Todo sabemos que estallará, pero lo hará cuando lo decidan los bancos centrales. Y en medio de la epidemia del coronavirus es improbable que los bancos centrales dejen caer las bolsas.
Prueba de ello es que las autoridades financieras de China han inyectado 5 billones de yuanes para frenar el colapso económico.
Este hecho indica que el impacto económico del coronavirus está siendo mayor de lo esperado inicialmente. Las fábricas chinas comienzan a trabajar pero a un ritmo más lento que lo esperado
El coronavirus ha sido un motor alcista para las bolsas. Los inversores, gracias a las enormes inyecciones de liquidez del FED y del Banco Popular de China, han subestimado el impacto en los beneficios empresariales del coronavirus.
La enorme divergencia entre el comportamiento de las bolsas y la marcha de los beneficios (y la economía) es tan evidente que ya ha comenzado a preocupar al FED, como ha reconocido hoy el propio Clarida (por cierto, tiene guasa la cosa: ellos la creen y luego dicen que les preocupa).
Aunque los inversores están subestimando los efectos económicos del coronavirus, también son conscientes que los bancos centrales harán lo posible para que las bolsas no caigan, como hemos visto hoy con la inyección liquidez de 5 billones de yuanes por parte de China.
Por lo tanto, creemos que todavía no ha llegado todavía el momento del juicio final monetario.