Revista Ei - Junio 2013: Los osos son para el verano
Desmontar un mito puede producir placer o, por el contrario, una sensación de pérdida muy desconcertante. Y es que la frase más repetida del año, el ‘sell in may and go away’, no es más que un dicho recurrente, pero poco ajustado a la verdad.
“Los veranos suelen ser tranquilos y con cierto sesgo bajista, pero en los últimos cinco años se ha producido siempre algo muy importante”, asegura Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG, con quien repasamos el último lustro bursátil.

2008. Se produjo la subida más importante del precio del petróleo cuando el barril alcanzó la cota de los 150 dólares. La bolsa, por su parte, ejerció su correlación a la inversa para dejarse llevar por los osos.

2009. Se produjo el mayor descrédito al análisis técnico que se recuerda. “Todos los analistas apuntaban a que caerían las bolsas en verano debido a la formación de un Hombro-Cabeza-Hombro clarísimo en el S&P 500. No fue así. La figura se completó en falso y las bolsas subieron con fuerza”. Por cierto, ningún índice presenta una figura clara en estos momentos después de que el Mibtel cumpliera con “el H-C-H invertido”, según Roberto Moro, analista de Apta Negocios.

2010. Tiempo de inyecciones de papel en el mercado. La Reserva Federal dio por concluido el quantitative easing 1 para aprobar el segundo gran plan de estímulos. Lo malo para las bolsas fue que el periodo entre uno y otro fue el verano y se cumplió la ‘norma’ de caídas.

2011. “Verano movidito”, recuerda Pingarrón, debido a la entrada en acción –más vale tarde que nunca, que dicen- de la agencia de calificación Standard and Poor´s que quitó la triple A del rating de los Estados Unidos.

2012. Y llegó el Banco Central Europeo. Su presidente, Mario Draghi, cumplió el papel de héroe de los mercados a sabiendas de que los inversores se conformaban con una palabra “suya” para “sanarse” y poco más. ¿El resultado? Lo sabemos porque lo tenemos muy reciente: subidas con fuerza en las bolsas.

Escarbando algo más, otra lectura posible es la volatilidad, como apunta Manuel Chacón, de Iriondo Inversiones. “En 1995, 2006 y en el actual, en 2013 ha habido lecturas extremas de baja volatilidad”. En el caso del año 2006 “fue un periodo que tan sólo sirvió para alargar algo más las subidas” procedentes de la burbuja de las ‘punto.com’ y que “desembocaron en una crisis que haría ‘crack’ en 2009”.


Verano de 2013: ¿osos o toros?
“La primera conclusión que podemos sacar es que si un verano empieza en positivo termina igual”. Luis Lorenzo, analista de Dif Broker, hace esta afirmación en base al análisis de la última década bursátil en la que en siete años las bolsas comenzaron y terminaron con subidas y, de hecho, en cinco de ellos, las ganancias con las que cerraron en diciembre fueron superiores a las del inicio. Ergo, “2013 sería positivo” dado que el S&P 500 acumula una revalorización del 15%. 

Pero, ¿es preferible basarse en estadísticas o en la posibilidad de una corrección? “Creo que este verano el mercado debería tomarse un descanso que puede ser simplemente un mercado lateral entre los niveles del 1.500 y los máximos del S&P 500 en la zona de los 1.700 puntos”. ¿Existen síntomas para creerlo? En principio sí, según Lorenzo, teniendo en cuenta que “los índices americanos muestran divergencias bajistas desde hace semanas y mucha sobrecompra”.

El consenso de analistas coincide en que tan sólo una retirada de estímulos por parte de la Reserva Federal podría provocar que los mercados se frenen. Evan Bauman, director del fondo de inversión US Aggressive Growth Fund de Legg Mason, comentaba entre risas que las correcciones del 10% son las normales para la situación de máximos de las bolsas. “Es lo que nos espera para este año, pero no creo que el fin de un QE3 provoque nada más allá en los mercados”.

Según Roberto Vázquez, subjefe de Mesa de Hanseatic Brokerhouse, “si la media de las últimas cuatro publicaciones semanales de desempleo en Estados Unidos se mantiene positiva” por un periodo prolongado de unos meses “podríamos ver reducido el programa de compra de bonos de la FED”. Eso sí, Bauman considera que esto no es suficiente cuando “la economía se está recuperando a un ritmo demasiado lento y las compañías obtienen su beneficio de un recorte de márgenes”.

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