Trump declaró en marzo de 2018 que "las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar".

Han pasado dos años y está claro que ese no ha sido el caso. Trump sugirió esta semana que un acuerdo preliminar podría no ocurrir hasta después de las elecciones de 2020.

Ronald Reagan, en su discurso sobre el Estado de la Unión de 1984, hizo la declaración presidencial más precisa sobre las guerras comerciales: "nunca se pueden ganar y nunca se deben pelear”.

La presente guerra comercial tiene un perdedor seguro: los consumidores estadounidenses.

Larry Summers dijo ayer en la CNN que los aranceles afectarán la competitividad de los productores estadounidenses que dependan de productos importados, que tendrán que aplicar preciose venta más altos, con lo que la renta disponible de los consumidores estadounidenses disminuirá.

Trump nos ha estado engañando cuando decía que el acuerdo estaba próximo. Da incluso la sensación de que el logro de un acuerdo ya había sido descartado con anterioridad y lo que estaba tratando era prolongar al máximo el período antes de que lo supiéramos.

Algo se ha roto en la relación de Trump con los inversores.

La preocupación básica de los gestores de fondos es que ahora se quiebre la confianza de los inversores en Trump.  Sus recortes de impuestos, sus tweets y la presión sobre Powell han favorecido la subida de las bolsas. Por ese motivo, sus fanfarronadas no eran tenidas en cuenta por los inversores. La bolsa estaba subiendo y todos tan felices, pero si ahora se formara un techo, la volatilidad se incrementaría.

Además, nos estamos encontrando con que los chinos no parecen creerse las amenazas de Trump, "ladra pero no muerde", piensan. El sube los aranceles y nosotros devaluamos el yuan.

Los participantes en el mercado se han dado cuenta hoy que el acuerdo con China no ha sido probable desde hace meses. Trump ha fingido que era probable con sus tweets

Esta pérdida de confianza en Trump se está produciendo justo en el momento en el que los bancos centrales parecen haber llegado al límite y han empezado a entregarle el relevo a la política fiscal.

El S&P 500 ha respectado el soporte de la zona 3.070. Desde los mínimos de ayer a los máximos de hoy ha subido casi 50 puntos.

A corto plazo nos vamos a fijar en el 3.125. Si el S&P 500 fuese capaz de superarlo, muy probablemente intentaría superar los máximos previos.

Por el contrario, la perforación del 3.090, nos avisaría del agotamiento del rebote iniciado desde los mínimos de ayer.

Mientras el S&P 500 se mantenga por encima de 3.070, los cuidadores de las opciones y futuros sobre el S&P 500 probablemente o se verán obligados a realizar ventas, tal y como dijimos ayer.

El DAX Xetra también ha rebotado y ahora se enfrente al antiguo soporte convertido ahora en resistencia de los 13.200. Mientras se mantenga por debajo, consideraremos que lo más probable es que siga cayendo hacia la zona de los 12.800.