Los factores que han hecho temer a los inversores este año no son de índole económica o financiera en su mayoría. Ha vuelto  a ser la geopolítca la que ha avivado los miedos y esta vez lo ha hecho en unas bolsas cuyo mercado alcista está envejecido y en un ciclo expansivo que en algunas zonas, como Estados Unidos, parece que dura demasiado.

“Mientras que en 2017 los mercados financieros ignoraron en gran medida los riesgos geopolíticos, ya que estaban más inclinados a hacer una lectura positiva, este estado de ánimo parece estar cambiando ahora”, afirman Pascal Blanqué, director de inversión de  Amundi y Vincent Mortier subdirector de inversión de Amundi en un reciente informe para sus clientes.

Un agitado ambiente geopolítico que llega en un entorno más volátil que coincide con el inicio del proceso de salida de las políticas acomodaticias de los bancos centrales y con valoraciones muy ajustadas después de años de subidas. Por otro lado, en la firma señalan que hay “nuevas características endógenas/técnicas del mercado (deterioro de la liquidez, crowded trades)” y por eso consideran que “no se requiere un cambio significativo en los fundamentales para desencadenar un movimiento del mercado. El vuelo de una mariposa puede ser suficiente”.

Pero reconocen que son los eventos geopolíticos los que están caldeando la situación.  “Estas nuevas tensiones llegan cuando las fricciones comerciales continúan siendo el centro de atención. Además, hay múltiples focos de atención políticos. El primero es la relación entre Estados Unidos y China, concretamente ahora en las prácticas en cuanto a tecnología y transferencias de propiedad intelectual. El segundo frente se sitúa en Estados Unidos y Rusia, dadas las nuevas sanciones y, lo que es más importante, el aumento de las tensiones en Siria y la inestabilidad en Oriente Medio”, señalan desde la entidad francesa.

Todo este ruido político se ha traducido en un aumento de la volatilidad y el miedo, además, se traduce en una clara rotación en el destino del dinero que ahora, cada vez más, buscan activos refugio como el oro o los bonos soberanos.

Los expertos señalan que “vemos tres formas clave en que los inversores pueden navegar a través de esta 'niebla'”, afirman estos dos expertos.

En su opinión lo primero que tienen que hacer los inversores es intentar olvidar el ruido y seguir centrados en la situación macro. Para ellos “no hay signos de una desaceleración económica importante, aunque se están acumulando pruebas de que el crecimiento mundial está perdiendo impulso y posiblemente haya alcanzado su punto máximo. El estímulo fiscal americano y las combinaciones de políticas pro cíclicas en la Eurozona y Japón pueden afectar la duración y la amplitud del ciclo, pero su dinámica actual debería continuar”.  Explican que en el futuro, será clave distinguir entre lo que es meramente cíclico y lo que estructural para gestionar el entorno de riesgo a corto plazo mientras se analizan las fuerzas que impulsan los mercados financieros a largo plazo.

Además, recomiendan mantener un sesgo moderado y vigilante hacia activos de riesgo. Esto se traduce en generar un “sesgo hacia cortos en duración, combinando la exposición a las fuerzas cíclicas y de rotación en estilo y sectores mientras se preparan progresivamente carteras para el siguiente ciclo de rendimiento”.

La segunda clave para buscar el camino entre la niebla es adoptar estrategias de inversión de elevada flexibilidad y fuentes de rentabilidad diversificadas, explican en la firma. “Creemos que es probable que la última fase de este ciclo se extienda aún más. Por lo tanto, los inversores deben estar preparados para adaptarse a los diferentes escenarios que podrían surgir, monitorizando una amplia gama de indicadores y actuando rápidamente cuando la luz roja comience a parpadear”, aseguran.

Por último su tercer enfoque recomendado  es buscar oportunidades de mayor riesgo "de forma bottom-up y a nivel global”, afirman. Para ellos,  Esto significa detectar las tendencias subyacentes del sector, como la regulación o las disrupciones tecnológicas; o mirar la dinámica de los mercados emergentes que revelará quiénes será los ganadores y los perdedores.