Además de a empleados, la oferta también contemplaba la posibilidad de que pudieran adquirir estos inmuebles con estas condiciones los prejubilados y jubilados del banco e hijos de trabajadores a través de la página web de la inmobiliaria (www.altamirasantander.com), si bien era inaccesible para el resto de familiares y el público en general.

La crisis económica se está saldando con el traspaso de una gran cartera de viviendas de manos de promotoras y particulares a las entidades financieras que, obligadas por las circunstancias, estudian cómo gestionar estos activos y toman posiciones para su entrada de lleno en un negocio que no propiamente es el suyo.

De hecho, en la actualidad el Grupo Santander gestiona una cartera de activos inmobiliarios valorada en 4.000 millones de euros, tal y como informó el pasado abril el consejero delegado de la entidad, Alfredo Sáenz, en la presentación de los resultados trimestrales del banco.

De forma conjunta o individualmente, cajas y bancos estudian las posibilidades de gestión de las viviendas de obra nueva con las que se han hecho al ejecutar los créditos al promotor impagados o con las usadas procedentes de embargos.

La oferta de Santander se suma así a la de otras entidades como Caja Madrid, BBVA, Banco Popular, Banesto, Caixa Catalunya o Banco Pastor, que ya están vendiendo su cartera de inmuebles a empleados o clientes, algunas con rebajas que en ocasiones llegan hasta el 50 por ciento con respecto al precio de mercado.