El primero de los factores es el más preocupante para los inversores y es el que más posibilidades tiene de que nos vuelva a dar un susto, ya que un nuevo confinamiento sería realmente devastador para las economías. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los países cada vez están más preparados a la hora de diagnosticar los contagios y que los tratamientos con corticoides para pacientes con la enfermedad más avanzada han provocado una disminución de la gravedad con respecto al primer brote.
 
El riesgo más grande para las cotizaciones es que de nuevo aumenten los casos de manera exponencial y haya riesgo de saturación de las urgencias que pueda provocar nuevos cierres. Mientras no se dé esa situación, la reapertura de las economías y las políticas monetarias y fiscales de los bancos centrales poco a poco deberían ir impactando traduciéndose en una mejora de los datos macro y en una recuperación progresiva de los beneficios por acción de las compañías. Es evidente que no veremos una vuelta en “V” de la economía, pero sí se trataría de un escenario probable que los inversores comiencen a descontar recuperación en los negocios.
 
El segundo factor que debemos tener en cuenta en el segundo semestre es el de las elecciones presidenciales en EE. UU. Donald Trump se presenta a la reelección con una situación realmente complicada en el país: la crisis sanitaria del coronavirus que se ha convertido en una grave crisis económica y las protestas por la muerte del afroamericano George Floyd hacen que, en el momento de escribir estas líneas, se sitúe por detrás de Biden en intención de voto. Si bien no podemos esto considerar esto como concluyente, sí que implica que Trump necesitará hacer un esfuerzo adicional si quiere ser reelegido, por lo que presumiblemente pondrá toda la carne en el asador antes de las elecciones y eso debería verse trasladado en las cotizaciones del mercado americano. Al mercado sabemos que le gusta la política fiscal de Trump, que desde que entró en el poder bajó los impuestos, y es cierto que Biden podría hacer modificaciones fiscales. El candidato por el partido demócrata quiere subir los impuestos a los contribuyentes con mayor poder adquisitivo, y ha indicado que quienes ganen menos de 400.000 dólares al año pueden estar tranquilos porque no verán sus impuestos aumentados, pero los operadores del mercado pueden ver como una amenaza para sus intereses la propuesta de volver a los impuestos previos al mandato de Trump, ya que esto se traduciría en una subida de impuestos a las empresas familiares y un aumento del impuesto de sociedades del 21 al 35%, una de las tasas más altas del mundo. Por este motivo, la no reelección de Trump puede suponer un fuerte varapalo para los mercados, ya que se prevé que los inversores aumenten sus ventas y eso podría provocar correcciones.
 
Dicho esto, podemos dividir en dos el semestre: la primera parte hasta las elecciones de noviembre, en la que Trump presionará para poner sobre la mesa todas las ayudas que sean necesarias, y una segunda parte desde noviembre en adelante en la que podría aumentar la incertidumbre, a pesar de estar en el mejor trimestre del año para las bolsas desde el punto de vista estacional. Si nos atenemos a la estadística, hasta la fecha, ningún presidente del gobierno de los Estados Unidos ha sido reelegido con el país en crisis, por lo que de conseguirlo Trump, sería el primero de la historia. (...) 

En este contexto, mientras no tengamos riesgo de cierres por coronavirus, parece probable que el mercado continúe su mejoría al menos hasta las elecciones. Aun con todo, los negocios que probablemente salgan mejor parados de todo esto sigan siendo los sectores más defensivos y la tecnología. En EE. UU. en concreto, creo que lo más inteligente es seguir focalizándose en sectores como el de cuidados de salud, tecnología en general, computación, semiconductores, biotecnología, internet, telecomunicaciones y consumo discrecional. Se podrían aprovechar las correcciones de los valores más fuertes de cada sector para subirnos a la tendencia hasta las elecciones y, a partir de ahí, volver a analizar la composición de la misma según quien sea el vencedor.

En el caso de Europa, yo me fijaría también en los sectores de cuidados de salud, alimentación y añadiría las utilities. En Alemania el sector retail también está funcionando muy bien.
 

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