Pese a mantener los tipos de interés en un rango de entre el 0,25% y el 0,5%, la reunión que mantuvo la FED el pasado miércoles ha desatado todo tipo de especulaciones sobre el camino que tomará la política monetaria del principal Banco Central del mundo.

Tras el anuncio de la FED, que señaló que los tipos de interés cerrarán el año 2016 en un los 0,9 puntos básicos (50 puntos básicos por debajo de lo esperado) y que se elevarán hasta el 1,9% a finales de 2017 y el 3% en 2018, Josep María Guivernau, experto de tesorería de Caixabank,  señala que existen dos referencias relevantes para explicar esta aparente relajación en el proceso de normalización de los tipos de interés.


La primera es la ligera revisión a la baja de las revisiones económicas de Estados Unidos para 2016. Si bien a medio plazo las previsiones no han cambiado significativamente, para 2016 sí se ha producido una leve reducción tanto de la previsión de crecimiento hasta el 2,2% como de inflación que se ha reducido 4 décimas hasta situarse en el 1,2%” destaca.


Además, la incertidumbre sobre la situación económica en China y el efecto arrastre que provoca sobre las materias primas y los emergentes, también provoca que la FED decida medir cada uno de sus pasos para evitar generar situaciones que acentúen los desequilibrios, aunque el experto de Caixabank señala que “en el último mes las condiciones han mejorado considerablemente”.
 
Respecto a las decisiones que tomará la Reserva en las próximas reuniones de abril y junio, Guivernau señala que “los FED Funds cotizan a solo una probabilidad del 7% de que se produzca una subida de tipos en abril”, por lo que todas las miradas se centran en la reunión del próximo mes de junio, momento en el que se vislumbra más probable una subida de los tipos de interés. “De momento, aquí los futuros cotizan una probabilidad del 38% de que se produzca una subida” sentencia Guivernau.

Sobre los efectos que tendrá la decisión de posponer la subida de los tipos de interés sobre la cotización del dólar, Guivenau señala que “el dólar ha sido el más rápido al recoger estos cambios de perspectivas de los tipos americanos. Si los tipos no han de subir hasta junio, las expectativas de un dólar fuerte también habrán de verse reducidas”. En ese sentido, el euro/dólar podría iniciar el camino hacia la parte alta del rango 1,05-1,15.