
Lo que BlackRock plantea para 2026 no es solo otro giro de guion. Hace poco leí un libro que tiene una frase que, aunque no ha dicho Javier, creo que la podría poner en su boca. No estamos viviendo una época de cambio, sino un cambio de época. Lo que está en juego no es simplemente cómo invertir, sino cómo entendemos la economía y sus motores estructurales.
BlackRock llama a este nuevo entorno el “Nuevo Régimen de Inversión”, una era marcada por 5 megafuerzas estructurales: la Inteligencia Artificial, la transición energética, la fragmentación geopolítica, el envejecimiento poblacional y la transformación del sistema financiero. Y una consecuencia de esto, que me ha parecido especialmente interesante es que lo micro ya no es una nota al pie de la macroeconomía… sino que es la macro. Y, si el régimen cambia, las reglas del juego también.
Y además de estas 5 fuerzas estructurales, ven 3 temas de inversión que paso a desgranar.
1. Lo micro se vuelve macro: el efecto IA y la economía de los datos
El crecimiento está viniendo de forma muy principal de empresas tecnológicas. Con una inversión prevista de hasta 8 billones de euros en IA hasta 2030.
La inversión en centros de datos, chips, semiconductores y energía no solo transformará la productividad de las empresas, sino que puede sumar 1,5 puntos al crecimiento económico de EE. UU. en apenas cinco años. Y esto no es teoría: compañías como Nvidia, Microsoft o Alphabet ya están capitalizando esta ola.
Según BlackRock, la respuesta hacia este entorno es adoptar una postura pro-riesgo, con fuerte exposición a la renta variable estadounidense, sobre todo en empresas vinculadas a la IA. Es decir, no mirar el retrovisor de valoraciones pasadas, sino poner el radar en la disrupción futura.
2. Más deuda, pero no (necesariamente) más riesgo
La paradoja del momento es fascinante: los gobiernos están endeudados hasta las cejas, pero las empresas (principalmente tecnológicas), pese a sus enormes planes de inversión, aún tienen balances saneados y capacidad de endeudamiento.
Este desfase entre el gasto de hoy y los beneficios de mañana está empujando a las compañías a buscar financiación a largo plazo. En otras palabras, estamos entrando en un ciclo de apalancamiento empresarial saludable (por ahora).
3. Adiós al 60/40: bienvenido el 50/30/20
Hace años, la cartera 60/40 (60% renta variable, 40% renta fija) era tan incuestionable como el café a las 8. BlackRock nos decía que la cartera 60/40 ha muerto. Esta tradicional cartera en este nuevo régimen tiene unas expectativas de rentabilidad que se reducen a la mitad y el riesgo aumenta un 35%.
La alternativa es el modelo 50/30/20:
- 50% renta variable, con más gestión activa y foco en megatendencias.
- 30% renta fija, especialmente corto plazo y emisores sólidos.
- 20% en activos alternativos, divididos en:
- 8% capital privado e infraestructuras
- 8% diversificadores (oro, hedge funds, activos digitales)
- 4% crédito privado
Claves tácticas para 2026: ¿dónde poner el dinero?
Javier nos contaba el posicionamiento clave de su casa, que me ha parecido interesante por varios motivos. Pero lejos de lo que yo piense, me limito a trasmitir lo que nos ha contado Javier.
- Renta variable: 3 convicciones
- Estados Unidos: sobreponderar. Es el núcleo de la IA y sus beneficios empresariales están creciendo en torno al 30%. Energía, ciberseguridad y semiconductores son subtemas estrella.
- Japón: sobreponderar. Su inflación moderada, política monetaria laxa y reformas empresariales hacen que esté en oferta para los inversores internacionales, que además tienen poco peso en este país.
- España: alta convicción. Crecimiento macro por encima de la media europea, composición sectorial favorable (banca, energía, utilities) y valoraciones atractivas.
Europa, en general, sigue generando dudas por crecimiento bajo y tensiones políticas, pero hay oportunidades en salud, tecnología y banca.
- Renta fija: mejor corto y emergente
- Bonos del Tesoro de EE. UU. a largo plazo: infraponderar. No compensan los riesgos inflacionarios ni el aumento de deuda.
- Tramo corto en EE. UU.: sobreponderar. Rentabilidad del 3,5% con menos sustos.
- Deuda emergente en moneda fuerte: sobreponderar.
- MBS estadounidenses (hipotecas): ofrecen mejor rentabilidad que los Treasuries, con un perfil de riesgo similar.
Pero siendo esto lo principal, os cuento alguna cosilla más que ha comentado.Por ejemplo, en lo referente a la IA, lo ha relacionado con la energía y los centros de datos. Una búsqueda en ChatGPT gasta mucha más energía que una en un buscador de Google tradicional. Si el ritmo actual continúa, para 2030 los centros de datos de IA podrían suponer hasta el 20% del consumo eléctrico de EE.UU.
Pero ojo, esto no es que sea malo; aquí también hay oportunidades: infraestructura energética, redes inteligentes, renovables rápidas… Lo micro se vuelve macro…
Las perspectivas de BlackRock no son simplemente que el mercado cambie, sino que la propia estructura de la economía se está redefiniendo. La IA no es una moda; es una palanca de productividad que está cambiando el mundo.
En este contexto, los inversores que sigan pensando en términos de volver a la normalidad pueden estar jugando a un juego que ya no existe. La diversificación hay que repensarla, el riesgo se ha transformado y lo que antes era refugio ahora puede ser trampa.
El nuevo régimen exige más análisis, más flexibilidad; y, en mi opinión más escuchar a quienes más saben de estas cosas, como BlackRock.

