
Mientras gran parte del mundo lucha por mantener el ritmo de crecimiento, el gigante asiático parece haber encontrado en la IA un motor capaz de sostener su economía frente a los desafíos internacionales.
La producción industrial china experimentó un aumento del 6,5%, según datos oficiales, en buena medida gracias a la automatización inteligente, el desarrollo de chips nacionales y el auge de la robótica avanzada.
Este repunte ha contribuido a disipar los temores sobre un enfriamiento global, en un momento en que las tensiones comerciales con Estados Unidos continúan y la demanda exterior se mantiene volátil.
Tecnología como herramienta de reactivación
Pekín ha apostado decididamente por convertir la inteligencia artificial en el pilar de su transformación económica. Desde 2020, el país ha incrementado de forma sostenida la inversión en innovación digital, con un enfoque en la fabricación avanzada, la logística inteligente y la gestión de datos a gran escala.
Los últimos informes del China Academy of Information and Communications Technology (CAICT) confirman que la economía digital ya representa más del 40% del PIB nacional, un salto significativo frente al 21% de hace una década.
El gobierno chino ha impulsado además un plan de estímulo dirigido a las empresas tecnológicas, con incentivos fiscales y subvenciones a la investigación en aprendizaje automático y redes neuronales.
Estos esfuerzos han dado frutos visibles: la productividad de las industrias manufactureras se ha incrementado en más de un 4% durante 2024, según el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información. La IA no solo optimiza la producción, sino que también mejora la gestión energética y la eficiencia en el transporte, reduciendo el consumo y los tiempos de entrega.
La reacción de los mercados internacionales
El impacto de las cifras chinas se reflejó inmediatamente en los principales índices bursátiles.
El Nikkei japonés subió un 2,8% tras conocerse los datos, alcanzando un máximo histórico impulsado por la confianza en la estabilidad económica asiática.
En Europa, el índice Stoxx 600 repuntó un 0,7%, mientras que los futuros del S&P 500 en Estados Unidos abrieron con avances del 0,4%.
Los analistas interpretan este movimiento como una muestra de que los inversores mantienen su fe en la capacidad de China para resistir la presión geopolítica mediante la innovación tecnológica.
Las empresas vinculadas al desarrollo de inteligencia artificial también experimentaron una revalorización. Firmas chinas de semiconductores y software, como Huawei y Baidu, registraron incrementos sostenidos en sus cotizaciones, reflejo del papel central que desempeñan en la estrategia de autosuficiencia digital del país.
El papel de la inteligencia artificial en el crecimiento
Los expertos señalan que la consolidación de la IA en la economía china va más allá del sector tecnológico.
Las administraciones locales utilizan algoritmos predictivos para gestionar infraestructuras urbanas, optimizar servicios públicos y mejorar la planificación energética.
En el ámbito financiero, los bancos estatales aplican modelos de análisis de riesgo basados en IA que han reducido la morosidad en un 12% en el último año.
En la agricultura, los sistemas de visión artificial han incrementado los rendimientos de cultivo al monitorear en tiempo real la humedad del suelo y la salud de las plantas.
Mientras tanto, en el transporte, los vehículos autónomos comienzan a operar en rutas logísticas de corto recorrido, reduciendo los tiempos de distribución y el coste operativo para las empresas.
Todos estos avances conforman un ecosistema en el que la inteligencia artificial actúa como un multiplicador de eficiencia, productividad y rentabilidad.
A pesar de las buenas cifras, la dependencia tecnológica también plantea riesgos. El control del mercado de semiconductores sigue siendo una cuestión crítica, ya que las sanciones impuestas por Estados Unidos limitan el acceso de China a componentes de alta gama. Este obstáculo ha motivado una acelerada carrera por desarrollar chips propios y sistemas de IA independientes de proveedores extranjeros.

