Mal augurio para los más supersticiosos ha sido, en este verano, el anuncio de que la escultura que simboliza al euro y que está delante de la antigua torre del BCE en Frankfurt se va a subastar el próximo octubre. La razón es que cuesta demasiado mantenerla para la asociación sin ánimo de lucro que la posee, sobre todo por el vandalismo que ha agotado todos los fondos de la asociación.
Y así es como estamos, a las puertas de la que será anunciada a bombo y platillo por los miembros del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, con su presidenta Christine Lagarde a la cabeza, como la primera subida de tipos que se produce desde 2011. Con ella se pone punto y final al largo periodo de política monetaria del BCE basado en la ultraexpansividad caracterizada, entre otras medidas, por los tipos bajo cero.
Para casi todos llega tarde. No lo decimos nosotros, sino la encuesta de Bloomberg en la que casi 8 de cada 10 expertos consultados estima que esta primera subida en la eurozona ya se debería haber producido a tenor de cómo se ha endurecido el panorama en la eurozona: a los problemas económicos, se une la guerra de Rusia y el efecto inflación, con el que hemos pasado de que la recesión fuera un rumor a las probabilidades del 45% en la eurozona y más del 55% en Alemania en los próximos 12 meses, también en el sondeo de Bloomberg.
Y esa más que complicación también plantea la posibilidad de que los 50 puntos básicos, ante la nueva vuelta de tuerca económica, sea un espectro de subida a considerar, ya que los halcones de la entidad ya lo han planteado. Pero no solo ellos. El jueves, confirmado, estará sobre la mesa del Consejo de Gobierno ante el récord confirmado de la inflación en la eurozona al 8,6% en junio. La lucha contra los precios de consumo desbocados, y cada vez más, sin control alguno hasta la fecha, complique más las cosas puede estar en la base de todo.
No sería la primera sorpresa del BCE, que se lo digan a un Mario Draghi que cambiólos cimientos de la zona euro, para evitar su caída y que fue tremendamente innovador y decisivo en los movimientos de los tipos al frente de la institución. Ahora, paradójicamente, es uno de los motivos, con su estado en la cuerda floja como primer ministro italiano, que podrían endurecer en mayor medida la política monetaria de la eurozona.
Por si todas estas razones para elevar en mayor medida no fueran suficientes, la llegada a la paridad entre el dólar y el euro en sus horas más bajas frente al billete verde en los últimos 20 años, hacen el resto.
La segunda medida es implementar e ir mucho más que el anuncio inicial, del plan antifragmentación para la deuda europea, esa nueva herramienta que servirá para controlar el aumento de los rendimientos de los bonos en los países con más deuda. Un panorama complejo se une a la tensión que siguen viviendo las primas de riesgo europeas y en especial la italiana y la griega, aunque la española también apunta a señales más negativas.
Y la tercera pone en marcha la política de tipos ficción. Es decir, cuanto más subirán los tipos en lo que queda de año, a la espera de la primera acción del BCE este jueves. Se abre la veda y las especulaciones se suceden, cuando desde Frankfurt se tiene muy claro que cada subida de tipos es una muesca más grande en el crecimiento europeo.
Deutsche Bank pone sobre la mesa el anunciado 0,25% de subida este mes- que puede trasponerse en 50pb-, con incrementos de medio punto en septiembre, octubre y diciembre, con tipos del 1,75% y una tasa de depósito del 1,25% al finalizar este año. Pero habrá que empezar por el principio como la reunión de mañana.