Informe Fidelity La confianza empresarial llega a niveles de 2016

La certidumbre de las empresas en los mercados ha disminuido hasta cifras no vistas desde 2016 en un entorno en el que las compañías confrontan un enfriamiento del consumo y una subida en sus costes, según concluye la Encuesta a Analistas de Fidelity International.

Los resultados de este año deben examinarse desde la perspectiva de los exuberantes resultados de la encuesta de 2018. A pesar del señalado deterioro de la confianza, los analistas de Fidelity mantienen un optimismo cauto para el año en curso, ya que una puntuación de sentimiento superior a cero indica que es positivo.

 

 

A pesar de ello, los datos establecen un indicador de que el presente ciclo que ya está maduro, sigue desacelerándose. Un tercio de los analistas en todo el mundo señaló que su sector estaba en fase de desaceleración o recesión, frente al 13% del año pasado. Solo una quinta parte habló de expansión, frente al 35% de 2018. Ahora, los analistas se reparten entre el 51% y el 49% al contestar si estamos al final del ciclo económico, frente al 68% que contestó “no” el año anterior.

Michael Sayers, director de análisis del área de Renta Variable de Fidelity International, señaló:“El fulgurante arranque de 2018 ha dado paso a un 2019 cauteloso. El pesimismo de este año responde a dos factores principales: la debilidad del consumo y el aumento de los costes empresariales, que amenazan con erosionar los márgenes de beneficios en 2019".

Aunque no pensamos que vaya a producirse una recesión en toda regla en los próximos seis a doce meses, es evidente que hemos dado otro paso hacia el final del ciclo que comenzó hace diez años y, a consecuencia de ello, resulta más importante que nunca la forma en que las empresas abordan la gestión de riesgos”.

China bajo el ojo de la confianza empresarial

Tras un año de tensiones comerciales y ralentización del crecimiento económico hasta su ritmo más bajo en 28 años, tal vez no extraña que los analistas de China hayan sido los más pesimistas sobre las perspectivas de las empresas que cubren.

El país asiático es la única región donde la confianza ha caído a territorio negativo (-0,4). Nada menos que un 70% de los analistas de Fidelity que cubren empresas chinas espera que las rentabilidades sobre el capital desciendan en 2019, frente a tan solo el 29% en la encuesta de 2018.

 

 

Marty Dropkin, director global de análisis del área de Renta Fija de Fidelity International, afirmó: “Como indicaban las previsiones, el impacto de las guerras comerciales, que ha generado mucha volatilidad, es una cuestión clave para nuestros analistas. El sector manufacturero sigue siendo un vector de crecimiento para la economía china en su conjunto y, para los consumidores, las incertidumbres se ciernen sobre sus expectativas de incremento salarial, lo que tiene un efecto secundario sobre el consumo. Sin embargo, los inversores no deberían perder de vista la capacidad del gobierno de Pekín para estimular la economía, como demostró la primera semana de marzo del presente año”.

Trump pierde fuelle entre los analistas

Las incertidumbres alrededor de las políticas y planteamientos de la administración estadounidense están multiplicándose y ahora se estima que el efecto neto de las decisiones de Trump sobre las empresas sea negativo.

Casi la mitad de todos los analistas (45%) señala que las políticas de Trump serán un lastre para su sector, frente a tan solo el 13% el año pasado, y menos de uno de cada cinco piensa que serán positivas, frente al 38% estudio anterior.

 

 

Desde Europa, los equipos directivos pensaron al principio que las políticas favorables al crecimiento de Trump podrían ayudarles, está acrecentándose el escepticismo.

Pero aún más significativo es el cambio entre los analistas de EE.UU., cuyo moderado optimismo ha desaparecido completamente. Este hecho responde a sus opiniones sobre el proteccionismo, que más de dos tercios califican como un riesgo para las empresas. De hecho, solo los analistas que cubren los mercados emergentes menos Asia están más preocupados por el proteccionismo que los de EE.UU.

El sector sanitario sigue siendo el área de negocio estrella

El sector sanitario sigue siendo el baluarte del optimismo y el sentimiento de los analistas ha mejorado sistemáticamente por tercer año consecutivo, aumentando hasta el 1,4 frente al 1,1 de 2018, debido en gran parte a las megatendencias de largo recorrido como son el aumento de la demanda de tratamientos por parte de una población que envejece y el incremento de las tasas de obesidad.

 

Michael Sayers concluye: “La atención sanitaria no es inmune al riesgo político, sobre todo en EE.UU., donde los políticos han hecho un llamamiento a las farmacéuticas para que reduzcan los costes que soportan los consumidores, pero al ser un sector defensivo, sus empresas se encuentran menos expuestas a la desaceleración de la demanda. Una de las ventajas del sector es que las personas suelen estar dispuestas a gastar en salud y renunciar a otros lujos innecesarios: renunciarán a comprar el nuevo iPhone pero no a pagar sus medicinas”.

Las cuestiones ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG) siguen incrementando su importancia en las empresas que cubren los analistas.

Un 70% declaró que las empresas están poniendo más énfasis en las políticas ASG, lo que supone 12 puntos porcentuales más que el año pasado. Esto no debería resultar sorprendente a la vista del papel cada vez más destacado de la inversión sostenible. A pesar de ello, un porcentaje considerable de los analistas de Fidelity (39%) afirma que solamente es así en una minoría de sus empresas, lo que indicaría que es una práctica poco común entre el tejido empresarial mundial  

Las empresas europeas son las que se toman los factores ASG más en serio; así, el 92% de los entrevistados señala que algunas o todas sus empresas están prestando más atención a dichos factores, frente al 67% del año pasado.

 

 

No obstante, el cambio de actitud más notable se ha producido en China, donde se aprecia una mayor atención a los factores ASG, en algunas o la mayoría de las empresas chinas prácticamente se ha duplicado hasta el 63%, frente a tan solo el 33% el año pasado.