De hecho,
afirma que los herederos del multimillonario se están deshaciendo de todas las inversiones que convirtieron al fundador de la fortuna en lo que actualmente son; las petroleras. “¿Por qué? –se pregunta Farrell-. El mundo se acerca al final de la edad del petróleo y las señales están en todos lados: economistas, políticos, futuristas, medias… Las inversiones en energía fósil son malas inversiones y las grandes petroleras son grandes perdedoras”, afirma este experto.

De acuerdo con este experto, los Rockefellers no son los únicos. Hay otros que como el activista de izquierds Bill Mckibben, están haciendo fuertes desinversiones en el sector.

“Muy pronto los herederos de los billonarios Charles y David Koch tendrán también que saltar del tren a rebufo de los Rockefellers y, necesariamente, se convertirán en unos de los principales ecologistas del mundo”, ironiza el columnista.
En su opinión “es inevitable que entre 2020 y 2030, los mayores negacionistas del cambio climático, como son los Koch Brothers (o sus herederos) se verán forzados por las tendencias macroeconómicas globales a abrazar a su némesis, los ecologistas”, preconiza.

Y lo harán, como no, porque si no los herederos de estos billonarios podrían verse abocados a perder su vasto imperio energético que genera unos ingresos anuales de 110.000 millones de dólares.

Cree Paul B. Farrell que en apenas 10 años los Koch, como los Rockefellers, se habrán dado cuenta de que la dirección del mundo va en otro sentido. Tendrán que prepararse para un cambio en las políticas públicas, las estrategias de inversión y por eso se verán obligados a vender sus participaciones en petroleras.

En una escena digna de Mad Max, el columnista cree que el futuro estará marcado por guerra de materias primas, escasez de recursos, subidas de los precios debido al crecimiento de la población y la mejora de los estilos de vida.

Por eso, aconseja Farrell “los inversores de Wall Street que ven la guerra desde la barrera en estos momentos, deberían ser inteligentes y comenzar a vender las grandes petroleras y otras acciones relacionadas con la industria de la energía fósil”, aconseja el columnista.