Tal y como explica Columbia Threadneedle en su análisis sobre materias primas, las existencias se han contraído en todos los mercados de commodities, especialmente en el crudo. Los productores se están centrando en la generación de dividendos, los flujos de caja positivos y el retorno de valor para los accionistas.
Los rendimientos de la renta fija mundial están apuntando al alza, lo que ha suscitado ríos de tinta sobre la respuesta de los mercados de renta fija y variable a la revalorización de los bonos. El posible impacto del aumento de los rendimientos y los tipos de interés sobre el precio de las commodities ha recibido menor atención.
Las subidas de la Reserva Federal practicadas desde el año 2015 han aumentado los rendimientos de la deuda pública estadounidense, y la administración actual del país está trabajando para reforzar esa tendencia. Los inversores mundiales también están pendientes del riesgo de la deuda estadounidense, atendiendo a la repercusión sobre la inflación, el dólar y los mercados de renta variable.
El aumento de los rendimientos de los bonos va a encarecer los prestamos para productores, como resultado las commodities podrían verse afectadas. Sin embargo, el aumento de los rendimientos contribuirá a reforzar las limitaciones en el lado de la oferta, ya de por si favorables, lo que supondrá que el precio de las commodities se dispare.
Dentro de los mercados de renta fija existen factores que favorecen la limitaciones de oferta. Por un parte está China, el mayor consumidor mundial de recursos naturales, que ha restringido la oferta de commodities como el aluminio, el carbón y el acero por razones medioambientales. Al cierre del año 2016, la OPEP y Rusia forjaron una alianza que eliminó 1,8 millones de barriles al día (bpd), una situación sin precedentes y que parece que se va a continuar en el tiempo proyectando una imagen de fuerte unión y logrando mantener un equilibrio en el mercado.
Los productores de commodities que operan en el espectro agrícola, se ven afectados por las condiciones meteorológicas. Este año ha habido dos grandes acontecimientos que han marcado la producción: el trigo de las llanuras del sureste estadounidense, que produjo una subida en los precios de los cereales, y la producción argentina de soja que provocó el encarecimiento de las semillas oleaginosas.
Estamos presenciando un repunte de la demanda en los mercados emergentes, puesto que la depreciación del dólar ha apuntado la vuelta al apalancamiento, el crecimiento y la inversión.
Persisten focos de incertidumbre y volatilidad debido a los aranceles anunciados por el ejecutivo estadounidense sobre el acero y el aluminio, que no tendrían repercusión sobre el precio de las commodities a medio plazo, pero sí si esto provoca represalias y una escalada que conduzca hacia una guerra comercial.
Mientras tanto, estamos observando una estabilización y una cierta consolidación de los mercados de commodities. Nunca hemos observado que China siga una disciplina en el lado de la oferta, y nunca ha funcionado la colaboración entre la OPEP y los productores rusos. Si estos factores favorables se combinan con el giro que se está produciendo en los mercados de renta fija, estamos seguros de que el precio de las commodities tiene recorrido para aumentar considerablemente durante el año 2018.