La semana pasada, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y algunos aliados más como Rusia (OPEP+) acordaron recortar la producción de petróleo en dos millones de barriles diarios. El mercado esperaba un recorte de entre un millón y 1,5 millones de barriles diarios, por lo que la respuesta fue una nueva escalada en los precios del oro negro hasta superar de nuevo los 90 dólares el barril pese a los persistentes temores de una recesión mundial.
Sobre el papel, el recorte de dos millones de barriles diarios puede parecer modesto. Pero en un momento en que el precio casi dobla la media histórica a largo plazo y en el que la inflación se encuentra disparada en EEUU y Europa, esta medida ha ampliado aún más la brecha que se estaba abriendo entre los países productores y consumidores, y más concretamente entre Arabia Saudí y EEUU. El hecho de que en la reunión participase además el viceprimer ministro ruso, Alexander Novak, solo unos días después de que EEUU lo sancionara, no contribuye a calmar las aguas.
Roger Diwan, un observador veterano de la OPEP en S&P Global Commodity Insight, dijo en una nota recogida por FT que los recortes marcan una “armamentización del petróleo”, sugiriendo que el momento y el lugar de la reunión eran una señal deliberada del cártel.
“La presencia del viceprimer ministro ruso bajo las sanciones de EEUU, para discutir el endurecimiento del suministro de petróleo de cara a un invierno en el que Rusia ya ha usado como arma sus exportaciones de gas a Europa, envía un mensaje claro”, cree Diwan. “El camino de confrontación con Arabia Saudí sesgará aún más el riesgo de precio para el petróleo”.
Y es que el recorte llega apenas dos meses y medio después de un cruce de declaraciones entre EEUU y Arabia Saudí. Apenas unos días antes de la reunión, enviados de la Casa Blanca habían viajado al reino para pedir que no hubiese recorte en la producción.
La reacción de EEUU no se hizo esperar. El presidente de EEUU, Joe Biden, dijo sentirse “decepcionado” por la medida y apuntó que buscaría “alternativas” para reforzar los suministros. La Casa Blanca declaró que la OPEP se había “alineado con Rusia”, incluso cuando Moscú estaba intensificando su ofensiva contra Ucrania, y dijo que consideraría liberar más petróleo de su reserva estratégica de petróleo.
Para añadir aún más pimienta al enfrentamiento, el secretario de prensa de Kremlin, Dmitri Peskov, calificó el recorte de producción como una “victoria del sentido común”. Peskov acusó a Washington de querer imponer sus decisiones sobre el mercado del petróleo y manipular los precios, recurriendo a sus propias reservas e influyendo en la UE para que introdujera un tope al precio del petróleo en su último paquete de sanciones. Sin embargo, según el portavoz, la OPEP+ puede contrarrestar estas medidas.
“Y el hecho de que [estas acciones] sean contrarrestadas por el trabajo equilibrado, reflexivo y planificado de los países que adoptan una posición responsable dentro de la OPEP+, incluido nuestro país, es muy bueno. Esto al menos equilibra un poco el caos que están creando los estadounidenses”, subrayó Peskov.
Alianza de países compradores de petróleo
El recorte llega asimismo en un momento en que se rumoreaba la creación de una alianza de países compradores de petróleo liderada por EEUU para limitar la influencia de la OPEP en el mercado energético mundial. Ya en mayo, el entonces primer ministro italiano, Mario Draghi, reconoció que había debatido con Biden esta posibilidad. “La idea es crear un cartel de compradores y convencer, la forma favorita, de aumentar la producción”, dijo Draghi a los periodistas en Washington tras reunirse con su homólogo estadounidense.
En ese sentido, la decisión de la OPEP+ de reducir la producción “sirve como aviso de que la alianza de productores se opondrá a cualquier intento de un 'cártel de compradores' de bajar el precio del petróleo”, explican los analistas de JPMorgan.
Más allá de otras consideraciones políticas, la necesidad de mantener elevados los precios del petróleo fue fundamental para el recorte. Suhail Al Mazrouei, ministro de energía de los Emiratos Árabes Unidos, aseguró que la OPEP actuó para garantizar que los productores siguieran invirtiendo en nuevo suministro de petróleo. “Si no hacemos eso, entonces... [la producción] caerá por un precipicio", dijo a los periodistas en Viena. “Nos preocupa la falta de inversiones”, defendió.
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