COVID-19 (que las personas afectadas me perdonen la frivolidad) es un virus que infecta a un paciente de alto riesgo que son la economía y los mercados financieros. Permítanme que me explique y me aleje unos párrafos de la situación actual en los siguientes dos párrafos para adquirir perspectiva.

Venimos de una situación poco habitual que calificamos como “La Gran Divergencia” en nuestro análisis de perspectivas 2020. Todos los activos (bonos, bolsas, inmuebles, …) no han parado de subir en los últimos años pese a que hemos estado asistiendo a una fuerte desaceleración económica. Esto ha provocado que se acumulen unos excesos elevados en los activos: la sobrecompra y la sobrevaloración ha alcanzado niveles máximos de siglo.

Esta situación no es nueva y, los que llevamos algunos años, la hemos vivido en repetidas ocasiones. Las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales financian un gasto que se vuelve desmedido e improductivo por parte de los agentes económicos (empresas y gobiernos). Un círculo vicioso que se ha extendido demasiado en el tiempo y que ha provocado que el paciente (la economía y los mercados) se vuelva dependiente. Las autoridades son conscientes de los fuertes desequilibrios que se acumulan, pero no se toman cartas en el asunto y se opta por la patada hacia delante.  

Los excesos en el S&P 500 están lejos de purgarse

Ahora volvemos a la situación actual, cuando las últimas dosis monetarias aplicadas por los bancos centrales el año pasado conseguían estabilizar el ritmo de la economía aparece COVID-19. A los mercados bursátiles el virus les ha cogido a contrapié, pues habían descontado que el paciente volvía a salir hacia delante y han pasado en “dos telediarios” de marcar nuevos máximos históricos a pegarse un buen castañazo. 

S&P 500 en gráfico semanal con oscilador MACD y Rango de variación medio en porcentaje

 

 

Lo peor es que, pese a la dureza de la corrección, los excesos en el S&P 500 están lejos de purgarse. La sobrevaloración continúa siendo excesiva y la sobrecompra continúa siendo abultada en el índice americano. Si no me creen miren el gráfico semanal del S&P 500 y fíjense en los niveles que el oscilador MACD presenta en su ventana central.

En este contexto somos prudentes con la caída pues pensamos que puede extenderse en tiempo y / o precio. La forma de actuar en nuestras carteras consiste en mantener una liquidez abultada y ampliar los stops en las posiciones abiertas para ajustarlos a las condiciones actuales de alta volatilidad.   

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