Cuando se habla de los factores en común que han tenido todas las  burbujas que han derivado en crash bursátiles – como el de 1929 o el de 1987- a menudo salen dos principalmente: el elevado endeudamiento de Estados y particulares y el exceso de optimismo por parte de los particulares.

 

 

 Si nos quedamos con el primero, la deuda, lo cierto es que ha sido un dato creciente desde los últimos siete años.  De hecho, ha sido uno de los riesgos de los que ha alertado el Fondo Monetario Internacional en su último informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial  y la mayor “vulnerabilidad del crecimiento mundial del que no están excluidas las mayores economías del G-20 como Estados Unidos pero también emergentes como China, Turquía o Brasil”. El endeudamiento, durante un período de política monetaria blanda, ha sido significativo y podría poner en un brete a los países en el caso de que los bancos centrales más importantes comiencen a subir los tipos de interés.

 

 

En el gráfico anterior se muestra las proyecciones de crecimiento de la deuda pública americana. El punto de apoyo, dice José Luis Cava, analista independiente, como siempre son los bancos centrales y mientras sigan metiendo liquidez en el sistema, aquí no ha pasado nada. 

 Junto a esta variable, está el hecho de que no hay miedo por parte de los particulares. Los niveles de confianza son muy elevados pues están convencidos de que la bolsa seguirá subiendo.  Esto es lo que muestra el gráfico del VIX que marca un día tras otro  nuevos mínimos y el volumen de posiciones cortas abiertas marca cada día un nuevo máximo histórico. “Esto nos dice que no es momento de hacer cartera pero tampoco se observa una pauta que nos anticipe una formación de techo”, reconoce Cava.

 

Hasta aquí podemos decir que puede dar cierto vértigo entrar a los niveles actuales pues no sabemos cuándo se va a dar la vuelta. ¿Cancelo posiciones largas porque tengo miedo? “Esto no es de miedosos. Es de especular con cuidado”, reconoce este experto quien reconoce que estos datos por sí solos no provocarían una caída de las bolsas. Necesitamos algo más.

Ahora mismo tenemos la semilla de que puede producirse un crash pero ¿en manos de quién está? Lo sabemos todos, de los bancos centrales. “Por esto todo el mundo espera que los bancos centrales no se equivoquen en sus decisiones porque, como lo hagan, se viene todo abajo”.

Pero antes que eso, la Teoría de la Onda de Elliot da algunas pistas de qué tiene que suceder antes de que haya un crash en los mercados.  Y se da en el gráfico:

Concretamente el gráfico del Nasdaq 100 el 12 de octubre 1987.

 

 

Se aprecia en el mismo que en los meses previos, la bolsa sigue subiendo, va haciendo máximos tras máximos crecientes, muestra de una tendencia alcista consolidada. Entonces el MACD en  semanal se corta a la baja pero lejos de cero. Esto no es grave. El MACD se vuelve a cortar al alza y ahí la cosa se complica porque hay una divergencia bajista. “Es aquí donde hay que fijarse, dice Cava, pues se vuelve a cortar a la baja, intenta volver al alza y se gira bruscamente. Esta señala se llama fallo semanal fue el germen que nos avisó de la fuerte caída posterior”.

Hay otra forma de verlo.  Si se traza una recta por los mínimos semanales del último tramo al alza, y se perfora violentamente estaría desencadenando una señal. Tiene que ser una perforación violenta porque la caída tiene que ser a plomo. En ese momento cancelamos y veremos un fallo en el MACD.

Si vemos cómo está el Nasdaq 100 en la actualidad la situación se parece: ha perforado la línea pero esperaré a que la perfore más violentamente o el MACD en semanal se gire a la baja y haya una caída violenta. “El MACD se ha cortado a la baja lejos de cero, la divergencia está, el fallo puede estar pero falta la perforación violenta”. Ese será el dato que nos haga salir corriendo del mercado. Hasta entonces, dice este experto, habrá que seguir la tendencia.

 

 

Vea el vídeo semanal completo de José Luis Cava en este enlace