China puede continuar creciendo con un ritmo de casi el 10% sin engendrar una inflación descontrolada. Con un 4,6% en diciembre frente al 5,1% en noviembre, las cifras parecen indicar una estabilización. Falta añadir que un poco más de inflación estructural resulta inevitable en el país. Así, la reorientación del crecimiento en beneficio del consumo interno requiere necesariamente una reevaluación progresiva (aunque sensible) de los salarios. Éste es el precio que pagará China para dejar de crecer a expensas del resto del mundo (su superávit exterior se ha reducido ya desde el 11% en el año 2007 al 3% hoy en día) y, además, contribuir al crecimiento de las economías desarrolladas. Una subida acusada de los precios del petróleo afectaría de modo diferente a las economías emergentes.


La India, Corea y Turquía
se encuentran entre los países importadores que sufrirían los efectos de estas alzas. Por el contrario, China, Brasil, Rusia y México se verían poco afectados e incluso algunos de ellos se beneficiarían directamente de esas mayores ganancias. Por ello, la situación económica, entendida en términos de inflación a corto plazo, requiere de nuestra vigilancia.

No obstante, reconfortados por la actitud responsable de los gobiernos y bancos centrales de los principales países afectados, mantenemos nuestro convencimiento a medio plazo sobre la fortaleza de las grandes economías. Su crecimiento descansa sobre motores internos y sus datos fundamentales en términos de déficit y deuda continúan dentro de límites menos preocupantes que nuestras economías desarrolladas. A modo de ejemplo, el déficit presupuestario anual chino, situado en el 2,7% del PIB, no supera un solo mes el déficit presupuestario estadounidense. Mantenemos un tercio de nuestras inversiones en renta variable en los países emergentes, y China se coloca en primer lugar con un tercio de nuestras posiciones en este universo.

El peor comportamiento registrado por esta clase de activos a comienzos de año se debe a las recogidas de beneficios por parte de los gestores que desean volver a invertir en sus mercados nacionales. Todo parece indicar que este peor comportamiento sólo debería ser temporal.

Mantenemos un tercio de nuestras inversiones en renta variable en los países emergentes, y China se coloca en primer lugar con un tercio de nuestras posiciones en este universo. El peor comportamiento registrado por esta clase de activos a comienzos de año se debe a las recogidas de beneficios por parte de los gestores que desean volver a invertir en sus mercados nacionales. Todo parece indicar que este peor comportamiento sólo debería ser temporal.