Pensamos que el diferencial de los bonos corporativos va a comenzar a caer de manera significativa
en los próximos 6 a 12 meses, debido a un movimiento alcista en la rentabilidad de los bonos gubernamentales y uno bajista en los diferenciales de los bonos de entidades financieras, compañías cíclicas y high-yield. Estos son, por tanto, sectores que ofrecen las retabilidades más elevadas y serán los más beneficiados si la economía global crece moderadamente.

No hay que olvidar localizar el riesgo, para nosotros el mayor riesgo ahora es la burbuja que existe en el mercado de los bonos soberanos alemanes. Nuestra solución se basa en seleccionar bonos de alto rendimiento (high yield), en sectores cíclico y financiero ya que cuanto mayor sea el diferencial de estos bonos corporativos respecto al bund, menos expuestos estarán a su desplome. Y para proteger la inversión de la subida de tipos, utilizamos futuros sobre el bono alemán que son los derivados cotizados más convencionales y líquidos para gestionar el riesgo del tipo de interés.

Otro importante aspecto en la deuda corporativa es cuidar la selección de las compañías y esta selección suele ir ligada a la calificación de las agencias de rating. Recientemente ha existido un gran debate en torno a la validez de las calificaciones emitidas por estas agencias pero a nosotros no nos interesan los ratings, sólo nos interesa que una compañía pueda pagar o no sus cupones a tiempo y si el precio de sus bonos subirá. En Schroders procuramos ir por delante de las agencias empleando un equipo interno de 27 analistas de crédito que prestan atención a las compañías importantes para nuestros fondos. Siguen un proceso de calificación patentado y único, que nos ha dado buenos resultado durante la crisis. Lo importante es entender a la compañía.