¿Cómo ve el entorno macroeconómico actual y las previsiones de crecimiento económico? ¿Ven un enfriamiento del ciclo?
Vivimos en un mundo global y hay que mirarlo todo globalmente. Hay tres zonas diferenciadas en cuanto al crecimiento.  Asia Pacífico tendrá un crecimiento muy fuerte liderado por China e India, con crecimientos de más del 6% en India y en torno al 5% en China. Luego una zona de crecimiento intermedio que sería EEUU, donde las previsiones hablan del 2% pero las revisiones que se hace son al alza. Aquí sí prevemos que no se entrará en recesión técnica sino que habrá un crecimiento razonable. Y luego está la zona europea donde Alemania está en recesión técnica y probablemente tengamos trimestres de crecimiento negativo. El crecimiento será en torno al 1% con zonas diferenciadas: Alemania, que es más industrial se verá más afectada por las subidas de la energía y el enfriamiento de China. 

¿Ve un mayor un gap aún mayor entre las economías de unas y otras zonas?
No habrá una polarización porque ya existe de hecho. Seguimos viendo la economía de Asia Pacífico creciendo muy fuerte. Estados Unidos siempre se dice que se va a enfriar resiste gracias al sector de consumo, que está preservando a la economía. Y en el caso europeo el tema industrial tiene mucho peso aunque el sector servicios está funcionando bien. En consecuencia, no vemos que en Europa vaya a haber una recesión larga y profunda sino que pasaremos por un decrecimiento económico pero con una recuperación rápida aunque no fuerte. 

¿Cuáles son los principales riesgos que ve en los mercados para este 2024?
El principal riesgo es la evolución de la inflación. En el caso de que no siga cayendo podemos tener todo lo que se descuenta en el mercado se puede revertir. Es importante que la inflación siga cayendo. Esto implicaría que los Bancos Centrales bajaran los tipos de interés.   Un riesgo que hay es que los Bancos Centrales aunque bajen la inflación no reaccionen y metan a la economía en una recesión. Eso ya lo hemos vivido a sensu contrario. Luego en temas de riesgos hay que hablar del tema geopolítico que no afectan especialmente a los mercados pero si se complica el tema de Oriente Medio podríamos tener una subida de la energía que sería malo para la inflación. También están subiendo los fletes como consecuencia de los problemas en el Mar Rojo. Y también tenemos un año muy electoral y la mitad de la población mundial irá a elecciones y consideramos que será importante seguir las elecciones sobre todo en India, donde si hay continuismo seguirá creciendo, y las de EEUU. 

¿Cuántas bajadas de tipos prevén? ¿Cómo están preparando las carteras para los recortes?
Nosotros venimos defendiendo que los Bancos Centrales no se iban a precipitar y que las bajadas de tipos empezarían de una forma más importante en el segundo semestre del año y, que de esos 150 puntos básicos que se esperaban, eran muy optimistas y veíamos que podían quedar en 75 puntos básicos, tanto en Europa como en Estados Unidos.  Las carteras se tienen que haber movido ya porque los mercados descuentan todo con mucha antelación. Nosotros no teníamos prácticamente bonos sensibles a los movimientos de tipos el año pasado y hemos ido aumentando la duración de las carteras y tenemos una cartera sensible a los tipos de interés. Una duración de 3 años. Y ahí hemos introducido bonos gubernamentales, fondos y estrategias de baja duración y además tenemos una parte destinada a high yield y bonos Investment grade en Europa. Con la normalización de tipos que se produjo en 2022 esperamos que la parte de la cartera que antes sabíamos que iba a rendir 0 o tenía un riesgo muy importante, pensamos que dará un rendimiento normalizado del 3-5% a lo largo del año.

¿Es más prudente mantenerse a la expectativa o posicionarse en determinados activos antes de que se materialicen las bajadas de tipos?
Muy probablemente cuando lleguen las bajadas de tipos lo que quede de movimiento será marginal. En noviembre Powell cambió el mensaje y el mercado empezó a descontar que se iba a producir la bajada de los tipos de interés. En consecuencia, ahora vemos que una opción muy cómoda es la tesorería que está teniendo un rendimiento muy bueno pero que será decreciente. Ahora mismo es momento de meterte en el nivel de riesgo acorde a tu forma de ser como inversor y tomar riesgo en la parte de renta fija. Ahí señalar que tener bonos con sensibilidad a los tipos de interés está bien. En bonos corporativos los diferenciales han corrido mucho y, si las circunstancias económicas mejoran mucho, los diferenciales de los bonos corporativos se pueden reducir pero el camino grande ya está hecho. Los bonos corporativos tienen unas rentabilidades atractivas y por eso los mantenemos en cartera. 

¿Qué productos tanto de renta fija como variable hay que primar en este ejercicio? 
La renta variable es de los activos que también ha corrido mucho. Nosotros tenemos una posición neutral en renta variable. A principio de año estábamos cómodos con las valoraciones que había pero hemos asistido a un mercado que ha seguido subiendo y ahora mismo las valoraciones están ajustadas, quizás algo demasiado altas para lo que ha sido históricamente por las 7 magníficas. En Europa están por debajo de la media histórica y no quiero decir las chinas.  Consideramos que hay que tener gran parte de la inversión en EEUU, ahí lo hacemos vía índices y luego tenemos apuestas sectoriales que nos incrementan la exposición a EEUU. Tenemos apuestas por tecnología, salud y sector inmobiliario. Eso conforma la exposición a renta variable. En Europa tenemos un sesgo value que no es excesivamente alto y, por último, tenemos una posición bastante alta en emergentes. Ahí tenemos una apuesta específica por India, otra por China y por un fondo global. 

Estamos viendo un crecimiento de interés de los activos ilíquidos por parte de las gestoras, ¿cuál es el posicionamiento de Diaphanum? 
Consideramos que los activos ilíquidos tienen que estar presentes en las carteras. El tema está en que tienen que ser carteras grandes porque los ticks que se manejan son altos. Pensamos que un inversor debería tener entre un 15-20% de activos ilíquidos en cartera, entendiéndolo bien.  Lo que ocurre con estos activos es que dan una prima muy alta contra el riesgo de iliquidez. A largo plazo sube la rentabilidad de la cartera y baja la volatilidad. Este año creemos que tiene mucho sentido tener private equity.