Las autoridades monetarias y políticas han anunciado múltiples e históricas acciones, especialmente en Europa y EE UU, para frenar las devastadoras consecuencias económicas. Aun así, nada parece suficiente para oxigenar la economía a corto plazo, menos a las PYMES, que conforman el tejido empresarial español.

El último “Retrato de la PYME”, informe elaborado por la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, cifraba 3.363.197 empresas, de las cuales 3.358.603 (99,9%) eran PYME (entre 0 y 249 asalariados), a febrero 2020. Aún es pronto para dar datos de la destrucción de PYMES, porque el oxígeno de financiación no ha fluido como se esperaba y en el compás de espera de nuevas medidas; el tiempo juega en contra.

El pasado 27 de mayo, la Comisión Europea presentó un histórico plan “Next Generation EU”, focalizado a la recuperación europea, ayudas sin precedentes: 750.000 millones de euros, que se inyectarán a lo largo de 4 años desde 2021. El objetivo, que los países puedan llevar a cabo planes en favor de las empresas, la economía y la sociedad. Pero hasta entonces ¿cómo sobrevivirá la PYME española? 

Ya van cuatro tramos del programa de financiación a través del ICO, 84.500 millones de euros en circulación de los 100.000 que el Gobierno anunció para crédito a la PYME. No obstante, la canalización vía banca y no tener en cuenta otros players de la industria, que en los últimos años han dotado de innovación al sector financiero, como es el caso de fondos de deuda privada, plataformas de crowdlending y entidades financieras digitales, la financiación alternativa, dibujan un panorama de incertidumbre y desolación. 

La Asociación de Crowdlending Española fue la primera en levantar la mano para pedir, el pasado mes de marzo, contribuir al aseguramiento de la liquidez de las pequeñas y medianas empresas. “Como Asociación, podemos apoyar a las instituciones públicas, en su esfuerzo de que la financiación fluya a las pymes. Podemos ser otro canal eficiente de distribución de créditos y de avales públicos, en complemento de los bancos”, destacaban desde ACLE. Pero no hubo suerte ni acceso a las líneas de financiación. Una vez más la banca es agraciada y penosamente, su falta de digitalización y velar por su negociado de atender al repunte de morosidad propio, les ha impedido formalizar préstamos y no llega el dinero a la PYME.

En esta situación, las PYMES están abocadas al concurso a lo largo del 2020/2021 o entrar en un proceso preconcursal. “Las reformas no deben ayudar a empresas que estaban en situación de insolvencia actual o inminente antes de la crisis del Covid-19 porque podríamos crear una situación de “beggar thy neighbour” “empobrecimiento del vecino”, a costa de aquellas empresas que sí necesitan de las medidas y cuya situación de dificultad es realmente temporal”, explica Carlos Perelló, experto en Derecho Concursal y profesor del Programa de Especialización en Derecho de los Mercados Financieros del IEB. 

Rescate es financiación y liquidez 

Si el préstamo llega a la PYME y esta puede tirar de financiación alternativa, con fondos de deuda privada o entidades financieras digitales puede asegurar su supervivencia. Ante la necesidad de auxilio, las diferentes formas de financiación privada aumentan su relevancia y ya están sobre la mesa fórmulas que insuflen el vital oxígeno financiero que necesitan las empresas. 

Entre estas nuevas vías de financiación han ido ganando fuerza y consolidación las plataformas que ofrecen financiación a empresas o particulares por parte de muchos inversores, o el Direct Lending, instituciones de inversión colectiva que otorgan préstamos a empresas con el fin de hacer más rentable el capital de los inversores del mismo, sin necesidad de intermediación bancaria ni operando mediante una plataforma digital o Marketplace. 

Estos operadores se consideran mercado primario de deuda, ya que se dedican a financiar directamente personas físicas o jurídicas a cambio de la devolución del capital más unos intereses. Pero para el correcto funcionamiento de un mercado primario, es indispensable disponer de un mercado secundario que permita negociar e intercambiar esos activos ya emitidos previamente.

“Las ventajas del mercado secundario para los tenedores de activos de deuda es que ofrece ventanas de liquidez para que los inversores puedan recuperar su inversión antes del vencimiento de los préstamos, algo muy importante ya que la iliquidez es un stopper a la hora de invertir en activos con vencimientos superiores a un año”, explica Alejandro Villalonga, CEO de Lendmarket, la primera plataforma en España de Mercado Secundario de Deuda Corporativa.

Asimismo, el mercado secundario también ayuda a diversificar mejor una cartera, ya que un usuario puede invertir tanto en primario como secundario para reducir el riesgo y, además, los préstamos que se venden en un secundario tienen un histórico de pagos (capacidad de pago probada) y, por lo tanto, se reduce la pérdida esperada.

Por otra parte, desde Lendmarket explican que disponer de un mercado secundario también “aporta ventajas a los propios Fondos de Deuda y Plataformas de Crowdlending: permite generar liquidez en la cartera con la venta de una parte de la misma, otorga una solución una vez los fondos han sido cerrados y tienen préstamos pendientes de vencer, ayuda a mejorar el ROI destinando los fondos que obtienen de la venta de participaciones a nuevas oportunidades, amplia la capacidad financiera y facilita el encuentro de co-inversores”.

En este sentido, la principal diferencia entre un mercado primario y el mercado secundario se basa en que los primeros emiten los activos financieros, es decir originan préstamos, y los segundos negocian e intercambian estos activos emitidos/originados previamente por un tercero. En otras palabras, el mercado primario tiene como objetivo obtener financiación para la empresa emisora, en cambio en el secundario busca darles liquidez a las inversiones realizadas.

Por consiguiente, un mercado secundario organizado y eficiente ayudará a que el mercado primario español crezca, ampliando la capacidad financiera para otorgar préstamos a PYMES y dando seguridad a los inversores, reduciendo el time to money.