Antes de la crisis del coronavirus, se hablaba mucho de la importancia de la inversión socialmente responsables y sus beneficios frente a la inversión tradicional. Con la situación que hemos vivido, ¿cómo se ha comportado este tipo de inversión? 
La ISR ha tenido un comportamiento bastante bueno. si analizamos el MSCI World en su versión normal e ISR a cierre del 13 de mayo el primero tuvo un retorno del -10,98% en el añol y su versión ISR tuvo una rentabilidad del -7,15%,  es decir, que ha generado casi cuatro puntos de rentabilidad adicional que la inversión tradicional, lo que es un dato interesante que refuerza la idea de que la inversión sostenible es menos volátil, con menos riesgo y es lo que ha permitido que los datos de rentabilidad hayan sido bastante mejores que los del genérico. 

¿Por qué se produce este comportamiento?
Se han hecho muchos estudios en el pasado por parte de universidades y grandes bancos de inversión, se analizaba la relación entre rentabilidad – riesgo de la inversión sostenible y si era mejor o peor. En esos estudios hay una conclusión clara y es que la inversión sostenible tiene menos riesgo, tiene menos tasas de default, menos tasas de quiebra y es más conservadora.  Esto es porque las inversiones que hace este tipo de fondos sostenibles es en compañías de mayor calidad, compañías más estables y eso permite que en momentos de incertidumbre – el coronavirus ha sido una prueba de fuego, una crisis sin precedentes donde incluso el VIX superó el nivel de octubre de 2008-   se muestre que la inversión sostenible defiende el capital. Es un tipo de activo que no es inmune y si el mercado cae, la inversión sostenible también lo hará, pero en este contexto se ve cómo ha defendido y protegido el capital. 

Si antes de la pandemia los criterios ASG habían llegado para quedarse,  ¿la irrupción del coronavirus podría impulsar aún más este tipo de inversión? 
Antes del coronavirus en cualquier evento al más alto nivel, como el COP 25, Foro de Davos o el Foro económico Mundial, lo que esta como elemento número uno del mundo era la emergencia climática. En los últimos años ha habido un cambio radical hacia la percepción de la necesidad de cuidar el planeta y las ventajas que ello conlleva. Esta crisis del coronavirus es un paréntesis porque evidentemente las prioridades de inversión en infraestructuras para solucionar problemas medioambientales estarán en pausa durante un tiempo, porque las prioridades ahora son distintas, pero cuando termine esta crisis sanitaria y cuando empecemos una normalidad, sin duda la agenda medioambiental estará otra vez como prioridad número uno. Y eso implica inversiones, apoyo importante por parte de Gobiernos  y Estados y hará que las empresas que puedan trabajar en esa línea de intentar reciclar más, bajar su huella de carbono, prácticas más equitativas…. se verán compensadas y generarán más rentabilidad en el largo plazo. Esa es nuestra tesis: que la ISR no solo esa buena para el mundo y la sociedad sino que tiene que ser una inversión que genere rentabilidad porque si no, no sirve de nada. 

¿Qué papel juegan en la Inversión Socialmente Responsable las gestoras?¿Cuáles son los criterios de BMO Global AM para seleccionar compañías? 
Hay varios aspectos: en primer lugar, hay gestoras que incorporan la inversión sostenible desde hace tiempo y hay otras que lo están incorporando ahora, acelerando el ritmo para ponerse a la altura de las demás. En BMO Global AM somos pioneras, lanzamos el primer fondo ético en el año ´84 cuando  muy poca gente hablaba de esto.  Otro aspecto importante es que en 2006 se crearon los principios de inversión responsable por parte de Naciones Unidas (UN PRI) que firmamos 18 gestoras, entre las que estaba BMO. Hoy en día no hay gestora que se precie que no sea  firmante de estos principios pero en el año de su fundación fuimos 18 con lo que esto está en nuestro ADN. Hoy en día las gestoras que se tomen en serio la inversión sostenible tienen tres funciones principales:  tener criterios de exclusión bien hechos, que no sean de una base de datos externa sino de la propia gestora y que se sigan a rajatabla;  integración, es decir, que los modelos de descuentos de fljujos para valorar una compañía no sólo deberían tener en cuenta criterios financieros  sino  también criterios extra financieros (huella de carbono, contaminación, criterios sociales…. ) . Además hay que hacer engagement,  que es ser accionistas activos en las que compañías en las que invertimos y tener un diálogo activo con las compañías para intentar mejorar ciertos aspectos sostenibles. BMO es la gestora más antigua haciendo engagement en un servicio de consultoría y, por último, hay que medir el impacto que tiene. Una gestora que se vuelque en estos temas tiene que ser capaz de medir el impacto que tienen las inversiones que realizan utilizando como marco de referencia los ODS que son muy útiles para intentar identificar cómo impactan las compañías en las que invertimos en estos objetivos. 
 

¿Cómo aprovechar estos momentos para sacarle más partido a la ISR?
Creo que la inversión sostenible tiene que ser estratégica en cualquier cartera de inversión. En España estamos todavía un poco lejos de nuestros países vecinos en Europa donde la inversión sostenible pesa en torno a un 40% de las carteras. Pero sin lugar a dudas, el futuro pasa por tener ingresos sostenibles y, en el caso de BMO, somos bastante buenos en renta variable a través del BMO Responsible Global Equity, primer quartil a 1-3 y 5 años, este año también bate al índice de referencia con lo que se demuestra con datos reales que la inversión sostenible puede generar rentabilidad. También tenemos una versión de mercados emergentes, el BMO Responsible Global Emerging Marketsque también bate a su índice de referencia y que este año ganó el premio Expansión –All Funds al mejor fondo de RV emergente. En ese premio nos comparábamos contra todo el universo de fondos emergentes, no sólo contra los sostenibles.