P: 2020 fue el año de la inversión ASG por rentabilidad y por el flujo de capitales… ¿En qué nos debemos fijar a la hora de invertir en un fondo ASG?

R: Yo más bien diría que 2020 fue el año de la consolidación de la inversión ASG, es decir, se demostró que hay interés real, que se ve acrecentado por la pandemia, pero, además, la inversión con criterios socialmente responsables no solo tiene la misma rentabilidad, sino que en muchas ocasiones tiene una mayor rentabilidad que los activos tradicionales.

Es verdad que este año hemos empezado con flujos muy fuertes también, como en torno a 2.000 millones en el primer trimestre a nivel mundial y lo que creemos es que es una tendencia o más bien una tendencia que esta de moda, es decir, un cambio estructural en todos los sentidos que va a tener impacto en la sociedad en todos los efectos y el sector financiero no puede ser ajeno a esta tendencia.

P: A la hora de invertir en ASG hay muchas maneras de abordar la cuestión… excluyendo sectores, ponderando los mejores de cada sector. ¿Qué método les gusta más en Portocolom?

R: Nosotros pensamos que la inversión sostenible no es un mundo de blancos y negros es más bien un mundo de grises donde, como decía además acaba de empezar y todo está por avanzar. Nosotros pensamos que venimos de unos años y unas décadas en las que a las empresas no se les pedían unos determinados criterios que ahora si que se les piden, con lo cual, tiene que ayudar a las compañías a que lleven a cabo una transición ordenada hacia ese modelo, de una mayor solidez en su gobernanza, en su trato a las cadenas de proveedores, a sus clientes etc en el que sea más sólido. 

Entonces, nosotros no buscamos la exclusión ni tampoco buscamos aquellos que son, por así decirlo, los mejores de la clase, los que ya lo tienen todo hecho. Lo que buscamos son compañías en sectores que tienen mucho todavía por hacer, que se están posicionando y que están marcando unas pautas de futuro que son sólidas y lo que buscan es transicionar a un modelo más acorde con el nuevo cambio de paradigma que estamos viviendo.

P: Los ETF también están ofreciendo oportunidades a los inversores. ¿Les gusta la gestión pasiva ASG o creen que genera ciertas burbujas en algunas compañías?

R: Volviendo a lo que comentaba no hay blancos y negros y me parecería injusto hablar de los ETF o la gestión pasiva como un todo porque siempre hay excepciones, al igual que en la gestión activa, no todo es tan activo como parece.

 En general, sí que es verdad que hay algo en la gestión pasiva o en los ETF creemos que, en líneas generales es contrario a la inversión sostenible, que es cuando se hace préstamo de valores que al final es vender aquellas posiciones para que otras personas puedan tener apuestas especulativas contra compañías, con lo cual, choca un poco con el concepto de sostenibilidad ya que estas apoyando a una compañía que haga las cosas mejor pero, por otro lado, estás cediendo los derechos de voto en esa compañía y estás permitiendo que otras personas se lucren poniéndose en corto.

Dicho esto, creemos que también hay estrategias y casas de gestión pasiva que están llevando a cabo una importante labor dentro de la inversión sostenible. Por ejemplo, una de las cosas que pueden hacer estas casas de gestión pasiva es comprometerse con las compañías para ayudarles a que mejoren e incrementen su reporte y su transparencia para que así los inversores podamos tomar decisiones más fundadas.

 P: la CNMV acaba de publicar los criterios para la aplicación de la nueva normativa europea en materia ASG… ¿cambia algo esto para los inversores?

R: Yo diría que, más que los criterios recientemente publicados por la CNMV, que no cabe duda de que es una ayuda para todos los que nos dedicamos a inversión sostenible porque clarifica determinados aspectos, lo que sí que es un cambio radical es el ‘boom’ legislativo que estamos viviendo tanto a nivel de taxonomía, la ley de posicionamiento de los fondos que determina si cumplen criterios sostenibles o no, la integración de la sostenibilidad, la normativa que viene en índices etc. Creo que desde luego va a ayudar a que, todos aquellos que no lo hacen por vocación, lo tengan que hacer por obligación y que adoptemos todos unas nuevas prácticas. Desde luego, la industria de gestión de activos dentro de unos años no tendrá nada que ver con lo que conocemos ahora.

 P: Ahora que se está hablando de impuestos a las compañías. ¿Qué les parece la fiscalidad verde de la que habla por ejemplo el Gobierno de España?

R: Cumplir con la Agenda 2030 es un reto muy ambicioso que requiere llevar medidas concretas en muchos aspectos. Para nosotros, la más importante es, sin lugar a dudas, la investigación en innovación y desarrollo, pero también es verdad que, por otro lado, si no se trata de cortar determinadas dinámicas o actividades que a día de hoy son más baratas y no se fomenta la inversión en otras alternativas menos contaminantes y a la vez se penaliza la inversión en aquellas que no son contaminantes es difícil cumplir con este objetivo.

Dicho esto, para que un impuesto sea efectivo lo que tiene que haber detrás o debería haber es un plan concreto de hacia qué aspectos se va a destinar esa inversión o ese dinero recaudado. Por ejemplo, la inversión en nuevas alternativas que sean más favorables al medioambiente y menos contaminantes.