Entrevista realizada por Silvia Morcillo y Manuel López Torrents

El ex presidente del Gobierno de España concede esta entrevista dentro del ciclo de encuentros  “Protagonistas de la España económica contemporánea” por el que han pasado otros importantes personajes como Felipe González, el exministro Josep Piqué y empresarios de la talla de Gabriel Escarrer, Ignacio Garralda, Antón Pradera, Manuel Pizarro o Pedro Guerrero, entre otros.

Aznar se muestra partidario de implementar en el contexto actual las recetas que aplicó tras su llegada al poder en 1996, un momento que él considera muy positivo para la consolidación de la democracia, por cuanto tuvo de alternancia real; de la izquierda a la derecha, por primera vez, desde la Transición. 

El ex presidente recuerda cómo llevó a cabo “las primeras bajadas de impuestos de la historia de España”, previa creación del estatuto del contribuyente, que no limitaba su figura a la de “un mero culpable”. Establecía para él “una carta de derechos y obligaciones”. 

José María Aznar se muestra preocupado sobre la situación actual, de elevada deuda, déficit estructural y estancamiento. Por ello, reclama “un programa de consolidación fiscal para los próximos 10-15 o 20 años, o pasaremos dificultades”. Así, considera que “el crecimiento es la clave y hay que tomar las medidas adecuadas para que llegue”. 

Para ello, será necesario volver a medidas de rigor. Lo que él llama, en numerosas ocasiones, “tener la casa en orden”. En los momentos buenos y en los malos. “Cuando nosotros llegamos en 1996, recibimos una deuda pública del 70% sobre PIB. Al irnos, estaba el 38%. El déficit era del 6%-7% y dejamos equilibrio presupuestario. Fueron los 8 años de mayor crecimiento de nuestra historia. Arreglaron el paro, que bajó del 25% al 10%. Se crearon 5 millones de puestos de trabajo. El 68% del empleo de Europa se creó en España. La mitad fueron mujeres. Aquello constituyó una revolución laboral”, fruto de ese equilibrio presupuestario y el impulso fiscal.  

Las privatizaciones ayudaron a cumplir los criterios de Convergencia y crearon el capitalismo popular: “Fue muy interesante que las compañías públicas pasaran a tener en algunos casos dos millones y medio de accionistas particulares, que se levantaban ya cada mañana preocupados por sus ahorros. Eso supuso un cambio de mentalidad”.  

Aznar es partidario de pactos de Estado, como ocurrió en el pasado en la Transición. Sin embargo, los considera muy difíciles, debido al sectarismo y a que “no nos gobiernan líderes, sino dirigentes”, siempre marcados por el cortoplacismo. En este sentido, se muestra partidario de un nuevo Gobierno fuerte, que tome las medidas apropiadas. “Sería ideal un marco de acuerdos para una década. Para un país viable y positivo. Pero eso es muy complicado y lo mejor será un Gobierno fuerte y bien orientado. Eso, lo podemos tener”. 

Asimismo, y siempre partidario de “dar mensajes claros” a la ciudadanía, aboga por una modificación del modelo energético. En su opinión, se pueden hacer muchas cosas, dentro de un marco de descarbonización e impulso de las renovables. Se pueden implementar soluciones como potenciar la explotación de gas en el propio territorio, o alargar la vida de las centrales nucleares. “No vale quejarse todos los días de la invasión de Ucrania”