La regulación y la supervisión son los grandes desafíos a los que se enfrentan las fintech, sobre todo para encontrar un nuevo estándar de seguridad y funcionamiento. ¿Cuáles son los próximos pasos a seguir en este sentido?
La regulación y la supervisión es el gran desafío del sector financiero desde hace muchos años. Ahora que celebramos el décimo año de la quiebra de Lehman Brothers probablemente nos tengamos que remontar a esa fecha para ver que toda la normativa desde entonces tiende a reforzar el papel de los supervisores en este mercado y darse cuenta que factores como el tecnológico, son los principales drivers de la realidad social, económica, financiera y demás ámbitos. Respondiendo a cuáles son los grandes desafíos, creo que es el desafío de una claridad en la norma. Una norma que ha sentado las bases y que le falta desarrollo suficiente como para desarrollar unas figuras como el SandBox que haría que España estuviera en el perímetro de países avanzados. Pertenezco a un despacho muy global donde es curioso que países ahora muy disruptivos y avanzados en esta materia, como son los Países Bálticos, me llamen para intentar contarles por dónde vamos pensando que somos los más avanzados probablemente porque la autoridades y supervisores están haciendo esfuerzos de qué supone fintech y hacia dónde debería ir la regulación, supervisión…etc.
Hay iniciativas como el SandBox que, según el Gobierno, entrará en vigor antes de que finalice el año. ¿Es una necesidad más que un requisito tener este tipo de entornos que favorezcan el desarrollo de este mundo tecnológico?
Todo parece apuntar que sí. El mucho tech en general tiene características que pasan no sólo por la innovación sino por la velocidad a la que desarrollan sus proyectos, la economía de escala que aplican a la hora de desarrollar un negocio determinado o incluso la juventud de quienes desarrollan estas innovaciones. Ciertamente tener un SandBox es tener un espacio de pruebas controlado que debería contribuir, en el caso español, no solo a fomentar la innovación al tiempo que la protección – vivimos fechas en que la protección del consumidor, inversor es prioridad – es una buena idea.
Junto a ello, probablemente España vale más de lo creemos los propios españoles y en el ámbito de la innovación ya lo hicimos cuando la primera burbuja por internet del sector financiero y ahora, tenemos la imagen de que podemos tener un entorno regulatorio y ahí coincidimos con otra época que es el Brexit, y ahí tener un SandBox adecuado y veloz pueda convertir a España en un país atractivo, lo que atrae mucho interés. Si bien ahí el único punto es que ese mundo no debería limitarse únicamente al mundo fintech, es una buena oportunidad para crear un Sandbox de todo aquello que hacen los bancos y otros operadores que hace un tiempo vienen operando en el sector inmobiliario de una forma curiosa y muy ad hoc a lo que ocurre en la sociedad.
¿Qué se hace bien fuera que España pueda imitar para adaptarse a este contexto internacional?
Es un término muy manido el de Reino Unido y el FSA. Eso sin lugar a dudas es algo que están haciendo bien en otros países y Reino Unido es un modelo que están copiando los países comunitarios para, esta carrera para captar al inversor, España se coloque correctamente. Si queremos estar en un conjunto de países europeos que quieran apostar porque España y Europa sean competitivos tienen que apostar por un régimen de igualdad. Me da la impresión de que cada territorio está interpretando las normas de una forma diferente lo que puede crear problemas de inseguridad jurídica, problemas colaterales o que el régimen tributario sea disuasorio a la hora de definir la entrada de un operador. España debería ajustarse a lo que está pasando en otros territorios que potencian elementos definitorios de atracción y que pasan no sólo por el sistema regulatorio adecuado o tener un Sandbox. Esto lleva a que, de alguna manera, se genere una participación activa entre la Agencia Española de protección de datos, servicio ejecutivo de blanqueo de capitales, emisores que funcionan y todos los operadores que pueden contribuir a que esto progrese.
Hace poco el presidente de BBVA apuntaba a la necesidad de que las fintech tuvieran la misma regulación que la banca en términos de solvencia, competencia y liquidez. ¿Qué opina?
Creo que el mundo fintech está vinculado al mundo de valores pero hay actividades que hace que se confundan. En este caso, creo que la norma debería ser más omnicomprensiva y entender no sólo la prestación de servicios de inversión sino todas las actividades que están reservadas al mundo bancario, generando reglas del juego equitativas para todos. No debe ser la tecnología la que evite el cumplimiento de la norma. El BBVA hace muchos años que apostaba por esto, cuando comenzó Francisco González ya reflexionaba sobre el futuro de esta realidad que ahora se convierte en algo muy manido. Ya cuando los bancos por internet surgieron hubo ese debate sobre si era el negocio del broker online o el show Windows model, que anunciaba como una revista los productos que tenía la entidad. Creo que el flujo económico es la prueba del algodón y lo que lleva a personas como Francisco González a definir la parcela que defiende la banca frente a fintech. Ahora surgen muchos ámbitos relacionados con el entorno bancario, que es el que está generando ese movimiento sobre si hacen banca o no hacen banca. Todavía queda algo de maduración.
Papeles que a nivel europeo se están trabajando llegan a conclusiones donde seguramente nos haga reflexionar sobre cosas que van más allá del fintech, tecnología y el sector financiero que responde a esos cambios en los bancos donde ya no hay consejeros delegados que piensan en el futuro del balance sino en el futuro de la estrategia de la entidad.
¿Cree que mejorando la regulación mejorará también la inversión en las fintech?
La seguridad jurídica siempre ayuda a crear un campo de cultivo de inversores que saben a lo que se exponen cuando depositan su dinero en los proyectos. Ahí el problema está en que el mundo de la inversión no puede dejar de asesorar, y de cobrar, a cualquier operador. Y lo hacen con un capital muy reducido y por eso una figura de SandBox puede ser atractivo para operar en el mercado.