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Tener miedo es humano, demasiado humano. El siguiente nivel es el pánico. Para escapar de la zona de peligro, debemos reconocer el peligro – pero sin permitir que nos controle. Tenemos que pensar con racionalidad. Y ahí es precisamente donde las finanzas conductuales pueden servirnos de ayuda. Se trata de nuestro cerebro – concretamente, de sus partes más importantes, y cómo interactúan.

La estructura de nuestro cerebro sigue una lógica evolutiva: al principio de la evolución humana, aquellos rasgos que se requerían para la supervivencia fueron los que primero se desarrollaron. Nuestros ancestros necesitaban percibir el riesgo para huir de las situaciones de peligro lo más rápidamente posible. La necesidad de un razonamiento lógico surgió mucho después.

En consecuencia, durante una crisis, el centro del miedo es el primero que reacciona. Cuando detecta el peligro, el sistema límbico toma el mando y reacciona rápida e instintivamente. Para hacerlo, se basa en patrones de comportamiento para escapar de la zona de peligro, sin un razonamiento consciente. Aunque actualmente sigue siendo importante confiar en nuestra intuición, es igualmente importante entender y reconocer estos procesos. Pero también es importante pensar de forma racional para evitar una reacción exagerada.

Conócete a ti mismo

Si quieres  evitar una reacción exagerada, tienes que conocerte: ¿Por qué reacciono de la forma en que lo hago? ¿Qué me motiva para realizar ciertas acciones, por ejemplo, en relación a las inversiones? ¿Cuáles son los efectos de las desviaciones de comportamiento que se ven en todos los seres humanos y que han sido cuidadosamente estudiados por los científicos?

Aversión a la pérdida

La desviación de comportamiento más conocida es probablemente la aversión a la pérdida, cuyo descubrimiento puede contemplarse como el nacimiento de las finanzas conductuales.  Hace referencia al hecho de que el dolor que sentimos por una unidad de pérdida es mayor que el placer que se deriva de una unidad de ganancia. En otras palabras: nos sentimos más molestos por perder 100 EUR de lo que nos entusiasma ganar 100 EUR. En consecuencia, nos importan más las pérdidas actuales de los mercados que los anteriores avances positivos, algunos conseguidos a lo largo de muchos años.

Una pequeña ventana en el gran mundo de las inversiones

Otra anomalía importante es el llamado “efecto de encuadre”. Creamos un marco a través del cual observamos el mundo de las inversiones. Funciona como un filtro de noticias. En la situación actual, nos centramos en todas las noticias negativas sobre el coronavirus, pero ¿tenemos también en cuenta las medidas que ya se han tomado y/o probablemente se van a tomar?

De hecho, se está haciendo mucho en términos de política fiscal y monetaria, y es de esperar que se haga todavía más en el futuro. Algunas de estas medidas incluso exceden las adoptadas durante la crisis financiera de 2008-09. A mediados de marzo, más de 30 bancos centrales redujeron sus tipos de interés referencial. El Banco Central Europeo ha lanzado un nuevo programa de compra de bonos de 750.000 millones de EUR.

Muchos gobiernos de todo el mundo también han anunciado paquetes fiscales, algunos de ellos enormes, para restaurar la estabilidad y, sobre todo, la confianza entre los inversores y/o las compañías, y para mitigar la repercusión negativa sobre las compañías y la economía.

recuperacion_economica¿Son conscientes los inversores de todo esto, o estos esfuerzos se están ignorando debido al “efecto de encuadre”? Al mismo tiempo, el “efecto de encuadre” hace que las personas se centren mucho más en las tendencias actuales. Mirando hacia delante, la  pregunta debe ser: ¿qué podemos esperar en el futuro? ¿Cuándo es probable que se produzca una recuperación?

Ser más astuto que uno mismo

Estos hallazgos de las finanzas conductuales señalan algunas normas de conducta para el presente. Una cosa parece ya segura: si los bancos centrales de todo el mundo inundan los mercados con liquidez y reanudan las compras de bonos soberanos en cantidades aún mayores, se puede esperar que el entorno de tipos de interés bajos/negativos persista por más tiempo e incluso se expanda.

Por ello, desde la perspectiva de las finanzas del comportamiento, ¿qué pueden hacer los inversores para que no les pillen desprevenidos y al mismo tiempo no perder el momento adecuado para comprar?

Desde el punto de vista de la gestora, los inversores  también necesitan comprometerse con una estrategia que les ayudará a mantener el rumbo, lo que plantea las siguientes preguntas:

¿Cuánto riesgo puedo tolerar?
¿Cuánto me arriesgo a perder?
¿Qué nivel de beneficios espero, y a lo largo de qué horizonte temporal?
¿Cuáles son mis expectativas para el futuro?

En otras palabras, este es el momento adecuado para pensar en la asignación estratégica de activos. Un consejo: pensar no sólo en los activos financieros, sino en todos los activos, ya que todos ellos producen un flujo de ingresos.

Convertir la estrategia en realidad

Una vez que has determinado la distribución estratégica de activos, necesitas implementarla. Los llamados productos “multi activo”, fondos que se pueden invertir en toda clase de activos para minimizar la volatilidad de la cartera y realizar ajustes tácticos, reaccionando así a la tendencia del mercado, pueden ayudar a ésto.

Cuando hay cantidades más grandes de dinero esperando a ser (re-)invertidas, ¿por qué no diseñar un gran plan de ahorro? A partir de una fecha concreta, hacer compras adicionales a lo largo de varios trimestres para alcanzar la estructura de activos deseada. Esto suavizará las fluctuaciones y te ayudará a evitar apostarlo todo al caballo adecuado en un momento equivocado.

Para terminar, un consejo: empieza a pensar también sobre la sostenibilidad de las inversiones. Puedes lograr la sostenibilidad aplicando criterios ASG (medioambientales, sociales y de buen gobierno) como filtros a la hora de tomar decisiones de inversión.