
Los ETFs domiciliados en Europa gozaron de un año inolvidable, atrayendo 118.000 millones de dólares de flujos netos, casi igualando los flujos del 2019 (125.000 millones). El principal impulsor fue la renta variable que representó el 54% de las entradas netas de 2020 (63.600 millones de dólares), mientras que la renta fija captó el 32% con unos 38.000 millones de dólares, según datos de State Street Global Advisors.
Por otra parte, la exposición a materias primas aumentó a 15.900 millones de dólares, principalmente por la exposición al oro, que alcanzó máximos históricos superando los 2.000 dólares/onza.
La evolución de los flujos reflejó el sentimiento del mercado a lo largo del año, con un enero fuerte, un febrero moderado, pero aún en positivo y salidas netas sin precedentes en marzo de unos 23.000 millones de dólares, pero donde la exposición a metales preciosos comenzó a repuntar de manera significativa. Ya con la situación más estable en los meses posteriores, la segunda parte del año experimentó un espectacular regreso a la renta variable, con flujos de 63.000 millones de dólares desde julio. Posteriormente, las noticias sobre la vacuna aceleraron de nuevo los flujos hacia los activos de riesgo.

Los inversores mostraron apetito por activos globales
Prácticamente el 50% de los flujos de renta variable se dirigieron a exposiciones globales, mientras que el restante tendió a activos de Norteamérica y Emergentes, aunque estos últimos sufrieron inicialmente de salidas netas tras la incertidumbre sobre el impacto económico que habría en países como Brasil e India. Pero posteriormente los flujos se recuperaron, principalmente aquellos dirigidos a China.
En cuanto a sectores, no es de sorprender que fue el de tecnología el que captó unos 5.500 millones, seguida por el sector salud.
En cuanto a la renta fija, la exposición estuvo muy orientada a gobiernos y corporativo, con cerca de 28.700 millones de dólares de entradas netas, que representa más del 75% de las compras totales de renta fija.


