El banco italiano UniCredit ha confirmado que evaluó la posibilidad de hacerse con una participación de control en el banco ruso Otkritie, pero finalmente decidió abandonar la idea ante el agravamiento de las tensiones geopolíticas en la región.

En una conferencia con inversores posterior a la publicación de las cuentas anuales del banco, Andrea Orcel, consejero delegado de UniCredit, ha admitido que la entidad evaluó la posibilidad de hacerse con una "participación de control" tomando parte en la colocación de acciones.

En este sentido, el banquero ha confirmado que el banco italiano llegó a realizar el proceso de 'due diligence', pero, con motivo del actual entorno geopolítico, decidieron retirarse "de la sala de datos".

A pesar de esta marcha atrás, Orcel ha defendido su obligación "para con los accionistas" de examinar todas las opciones y ha subrayado que el banco resultante en caso de haber llevado a cabo la transacción "se habría beneficiado de una posición de mercado mucho más fuerte, con sinergias significativas y sin incrementar sustancialmente la exposición al país".

En agosto de 2017, el Banco de Rusia se vio forzado al rescate de Bank Otkritie, entonces el mayor banco privado de Rusia y octavo por volumen de activos, ante los problemas de liquidez de la entidad, fundada en 1992 por Vadim Belyaev.

La decisión de UniCredit de dar marcha atrás a la toma de control de Otkritie se conoce después de que el Banco Central Europeo (BCE) advirtiese a los prestamistas del Viejo Continente con una exposición significativa al país euroasiático de que se preparen ante el riesgo de imposición de sanciones internacionales contra Rusia en el caso de que se produzca la invasión de Ucrania.

Según fuentes conocedoras, citadas por 'Financial Times', los funcionarios del BCE habrían solicitado a las entidades detalles sobre cómo manejarían diferentes escenarios, incluyendo el bloqueo del acceso de los bancos rusos al sistema de pagos internacionales Swift.

Asimismo, el banco central habría examinado los riesgos de varias posibilidades y solicitado a los bancos que compartan detalles de sus propias evaluaciones y planes de contingencia.

De este modo, el BCE quiere asegurarse de que los bancos europeos puedan cumplir con cualquier régimen de sanciones y prescindir rápidamente de los clientes con los que se les prohíba hacer negocios.

Los bancos internacionales, incluidas sus filiales rusas, tienen alrededor de 121.000 millones de dólares (107.235 millones de euros) en activos adeudados por las entidades con sede en Rusia, y otros 128.000 millones de dólares (113.438 millones de euros) de financiación de préstamos y depósitos de entidades rusas a bancos extranjeros, según el Banco de Pagos Internacionales.

El banco francés SocGen contaría con la mayor exposición financiera a Rusia entre las entidades europeas, con 2.600 millones de euros, según JPMorgan. Por su parte, el austriaco Raiffeisen tendría una exposición de 1.900 millones de euros, mientras que el italiano UniCredit alcanzaría los 1.400 millones de euros.