Hasta ahora, la emisión de bonos corporativos se ha centrado principalmente en el mercado de investment grade (alta calidad crediticia).

El mercado primario Europeo de bonos “high yield” ha estado prácticamente cerrado durante 18 meses, sin ninguna nueva emisión desde Agosto de 2007 hasta enero de este año. Puede que esto no sea ninguna sorpresa ya que la aversión al riesgo, combinada con las ventas forzadas, dieron lugar a que aumentase el diferencial de los bonos high yield a niveles extremos, con el índice Merril Lynch Euro High Yield Constrained Index llegando a un pico de 2.298 puntos básicos sobre los bonos gubernamentales el 18 de diciembre. Esto supuso un masivo incremento del coste de tomar prestado por parte de las empresas que no sean investment grade, que se habían mal acostumbrado durante años a costes de financiación extremadamente bajos.

Pero los diferenciales se han estrechado considerablemente a lo largo de este año y unas pocas empresas han aprovechado el entorno favorable para volver al mercado de deuda. La empresa de equipos médicos Fresenius fue la primera, lanzando nuevos bonos con vencimiento en 2015 con un cupón de 8.75% en enero, y en las últimas semanas la empresa papelera Stora Enso y la operadora de cable holandesa UPC han recurrido a ampliar emisiones existentes a petición de los obligacionistas. Además, la semana pasada se colocó una emisión a cinco años por parte de la compañía de bebidas Pernod Ricard, a un diferencial de aproximadamente 400 puntos básicos por encima de los bonos gubernamentales, y Virgin Media emitió bonos con tramos en dólares y en euros, ofreciendo rendimientos de un 10.25% para poder prepagar parte de su deuda senior.

Obviamente, estas son buenas noticias para el mercado de bonos de alto rendimiento, que lleva tiempo sin ser nada líquido. De todas formas no nos dejemos llevar aún por el optimismo. Hasta el momento sólo hemos visto nuevas emisiones por parte de compañías del espectro con mejor rating (Pernod tiene un rating BB+ por parte de S&P, por ejemplo), y por nombres con los que el mercado se siente cómodo. Muchas de las empresas de alto rendimiento más agresivas no están dispuestas o francamente son incapaces de conseguir capital tanto en el mercado de bonos como el de renta variable. Reestructuraciones e impagos son las salidas más probables para muchas de estas empresas a pesar de la mejora del sentimiento del mercado.