Sus primeras 15 recomendaciones dieron lugar a la creación en 1997 de la Ley de Consolidación y Racionalización del Sistema de Seguridad Social. Entre dichas medidas se creó el Fondo de Reserva de la Seguridad Social o hucha de las pensiones y se fijó la edad de jubilación a los 65 años.

Reformas

El Pacto de Toledo incluyó también la creación de una comisión que se encargaría de revisar el sistema público de pensiones cada cinco años. La primera revisión tuvo lugar en 2003. En la revisión de 2011 se introdujeron dos importantes medidas: el retraso de la edad de jubilación a los 67 años y que la pensión pasara de calcularse de los últimos 15 a los últimos 25 años trabajados. Posteriormente, se introdujo el Índice de Revalorización de Pensiones (IRP), desvinculando por primera vez el crecimiento de las pensiones al IPC.

La Comisión del Pacto de Toledo acaba de dar la salida legislativa a una nueva reforma del sistema de pensiones, que se produce una década después de las últimas modificaciones.

¿Cuáles son las principales reformas planteadas en este documento? ¿Cómo van a afectar a la economía de los ciudadanos?

IPC

Una de las principales medidas es la que vuelve a usar el Índice de Precios de Consumo (IPC) como referente para revalorizar anualmente las pensiones, frente al IRP, que suponía ligar la revalorización de las pensiones a la salud de las arcas públicas, con una subida máxima del 0,25% anual. Ahora, el uso del IPC como referencia permitirá vincular el crecimiento de las cuantías de la pensión a la economía real.

Los mejores años para cotizar

Otra de las reformas del Pacto de Toledo es la relativa al cálculo de las pensiones, que mantiene el baremo de los 25 años trabajados. Sin embargo, se contempla ahora que se puedan elegir los mejores años de cotización, no obligando a utilizar los 25 últimos, con el fin de evitar lagunas, como las provocadas en los años de la crisis económica, que afecten a las cuantías de la pensión.

También se ha acordado mantener en 15 años el periodo mínimo de cotización necesario para acceder a una pensión contributiva de la Seguridad Social.

Además, se fijarán rentas mínimas, mediante un indicador de qué es una pensión suficiente, como es la tasa de sustitución, que relaciona la pensión media del sistema con el salario medio de los trabajadores.

Jubilación real

La reforma plantea también medidas para acercar la edad efectiva de jubilación a la edad real. Para ello, se incentivará el retraso voluntario de la jubilación con el objetivo de reducir las jubilaciones anticipadas, así como se buscarán fórmulas para compatibilizar la pensión con el trabajo.

También se destinarán fondos excepcionales para evitar recortes a la jubilación anticipada forzosa en casos de largas carreras de cotización.

Hucha de las pensiones

Otra de las preocupaciones de la reforma del Pacto de Toledo es la de proteger la hucha de las pensiones. Para ello, se reforzará con una dotación mínima y un endurecimiento de las condiciones para sacar fondos de ella.

Además, las recomendaciones trazan un impulso público a los planes privados de pensiones colectivos impulsados por las empresas.

Colectivos

La reforma se preocupa también por las pensiones de determinados colectivos. Es el caso de los autónomos, mediante su acercamiento al régimen general, para que coticen por sus ingresos reales y tengan una pensión mayor. Pero también para otros sectores, como la pensión de viudedad (priorizando las que supongan el principal ingreso), los jóvenes, los discapacitados o los migrantes.

Estas reformas se enfrentan al desafío de la sostenibilidad del sistema público de pensiones. Frente a él, los planes de pensiones se plantean como la alternativa más realista para ser un jubilado perfecto.

Blog Bankia