El volumen de aportaciones brutas a planes de pensiones del sistema individual registró un descenso del 15% en el primer trimestre respecto al mismo periodo del año anterior, al situarse en los 494,5 millones de euros, unos 90 millones menos, según datos de la patronal Inverco publicados este miércoles.

La patronal ha explicado que esta caída se debe a la limitación al ahorro impuesta a estos vehículos tras la reducción del límite de aportación hasta los 1.500 euros desde los 2.000 de 2021. Este descenso en aportaciones brutas se suma al experimentado el año pasado, y que a final de año alcanzó el 40% respecto a 2020.

Además, Inverco ha incidido en que esa limitación "no se ha trasladado a los planes de empleo", y de hecho, las aportaciones a este sistema han descendido ligeramente respecto al año anterior.

Para el conjunto de planes, las aportaciones acumuladas en el primer trimestre del año alcanzaron los 745 millones de euros, mientras que las prestaciones han sido de 1.123 millones, con lo que las prestaciones netas del primer trimestre de 2022 fueron de 378 millones de euros en negativo.

El volumen de activos descendió un 3,4% y se situó en 23.668 millones de euros, lo que supone un descenso de 4.330 millones de euros en el primer trimestre del año, mientras que el número de cuentas era de 9.393.236 a marzo de 2022, de unos ocho millones de partícipes.

Por sistemas, el individual cerró el trimestre con un patrimonio de 86.131 millones, un 3,6% menos respecto a diciembre; el de empleo, en 36.680 millones, un 2,9% menos, y el asociado, en 857 millones, otro 2,9% menos.

RENTABILIDADES

La rentabilidad media de los planes de pensiones del sistema individual a un año se situó en marzo en el 1,9%, un nivel inferior que el de otros plazos más largos.

A 26 años, el avance fue del 3,5%, mientras que para un año menos, era del 3,1%, una cifra que la patronal considera "muy satisfactoria". A medio plazo (10 y 15 años), estos vehículos presentan una rentabilidad del 3,8% y 2,4%, respectivamente.

Los de renta fija a largo plazo fueron los que obtuvieron las peores cifras a un año en marzo, con una rentabilidad del -3,5%, seguidos por los garantizados, con un -3,2%, mientras que los de renta variable avanzaron un 8,6%.